Sunday, September 19, 2010

ME MUDE

PARA LOS ASIDUOS, FRECUENTES O CASUALES:
ESTE BLOG SE HA MUDADO PARA :

http://azulyo.blogspot.com/


PARA ESTAR MAS CERCA DE MI OTRO BLOG:
http://enfinelmaryyo.blogspot.com/

YA NO PUBLICARE MAS NADA POR AQUI, SINO QUE SERA POR LA NUEVA DIRECCION, PERO SEGUIRE CON LA MISMA TEMATICA Y ESTILO Y CON LA MISMA PASION DE SIEMPRE.
BESOSSSSSS.....
ESPERO VERLES EN MI NUEVA DIRECCION:
http://azulyo.blogspot.com/

Monday, August 30, 2010

Del mar, también del mar, Jaime Sabines


Del mar, también del mar,
de la tela del mar que nos envuelve,
de los golpes del mar y de su boca,
de su vagina oscura,
de su vómito,
de su pureza tétrica y profunda,
vienen la muerte, Dios, el aguacero
golpeando las persianas,
la noche, el viento.

De la tierra también,
de las raíces agudas de las casas,
del pie desnudo y sangrante de los árboles,
de algunas rocas viejas que no pueden moverse,
de lamentables charcos, ataúdes del agua,
de troncos derribados en que ahora duerme el rayo,
y de la yerba, que es la sombra de las ramas del cielo,
viene Dios, el manco de cien manos,
ciego de tantos ojos,
dulcísimo, impotente.
(Omniausente, lleno de amor,
el viejo sordo, sin hijos,
derrama su corazón en la copa de su vientre.)

De los huesos también,
de la sal más entera de la sangre,
del ácido más fiel,
del alma más profunda y verdadera,
del alimento más entusiasmado,
del hígado y del llanto,
viene el oleaje tenso de la muerte,
el frío sudor de la esperanza,
y viene Dios riendo.
Caminan los libros a la hoguera.
Se levanta el telón: aparece el mar.

(Yo no soy el autor del
mar.)

Volver a verte - Luis Eduardo Aute

Friday, August 27, 2010

Amo a los hombres y les canto..., Gioconda Belli


Amo a los hombres
y les canto.

Amo a los jóvenes
desafiantes jinetes del aire,
pobladores de pasillos en las Universidades,
rebeldes, inconformes, planeadores de mundos diferentes.
Amo a los obreros,
esos sudorosos gigantes morenos
que salen de madrugada a construir ciudades.
Amo a los carpinteros
que reconocen a la madera como a su mujer
y saben hacerla a su modo.
Amo a los campesinos
que no tienen más tractor que su brazo
que rompen el vientre de la tierra y la poseen.
Amo, compasiva y tristemente, a los complicados
hombres de negocios
que han convertido su hombría en una sanguinaria
máquina de sumar
y han dejado los pensamientos más profundos, los
sentimientos más nobles
por cálculos y métodos de explotación.

Amo a los poetas -bellos ángeles lanzallamas-
que inventan nuevos mundos desde la palabra
y que dan a la risa y al vino su justa y proverbial importancia.
que conocen la trascendencia de una conversación
tranquila bajo los árboles,
a esos poetas vitales que sufren las lágrimas y van
y dejan todo y mueren
para que nazcan hombres con la frente alta.
Amo a los pintores -hombres colores-
que guardan su hermosura para nuestros ojos
y a los que pintan el horror y el hambre
para que no se nos olvide.
Amo a los solitarios pensadores
los que existen más allá del amor y de la comprensión sencilla
los que se hunden en titánicas averiguaciones
y se atormentan día y noche ante lo absurdo de las respuestas.

A todos amo con un amor de mujer, de madre, de hermana,
con un amor que es más grande que yo toda,
que me supera y me envuelve como un océano
donde todo el misterio se resuelve en espuma...

Amo a las mujeres desde su piel que es la mía.
A la que se rebela y forcejea con la pluma y la voz desenvainadas,
a la que se levanta de noche a ver a su hijo que llora,
a la que llora por un niño que se ha dormido para siempre,
a la que lucha enardecida en las montañas,
a la que trabaja -mal pagada- en la ciudad,
a la que gorda y contenta canta cuando echa tortillas
en la pancita caliente del comal,
a la que camina con el peso de un ser en su vientre
enorme y fecundo.
A todas las amo y me felicito por ser de su especie.
Me felicito por estar con hombres y mujeres
aquí bajo este cielo, sobre esta tierra tropical y fértil,
ondulante y cubierta de hierba.
Me felicito por ser y por haber nacido,
por mis pulmones que me llevan y me traen el aire,
porque cuando respiro siento que el mundo todo entra en mí
y sale con algo mío,
por estos poemas que escribo y lanzo al viento
para alegría de los pájaros,
por todo lo que soy y rompe el aire a mi paso,
por las flores que se mecen en los caminos
y los pensamientos que, desenfrenados, alborotan en las cabezas,
por los llantos y las rebeliones.
Me felicito porque soy parte de una nueva época
porque he comprendido la importancia que tiene mi existencia,
la importancia que tiene tu existencia, la de todos,
la vitalidad de mi mano unida a otras manos,
de mi canto unido a otros cantos.
Porque he comprendido mi misión de ser creador,
de alfarera de mi tiempo que es el tiempo nuestro,
quiero irme a la calle y a los campos,
a las mansiones y a las chozas
a sacudir a los tibios y haraganes,
a los que reniegan de la vida y de los malos negocios,
a los que dejan de ver el sol para cuadrar balances,
a los incrédulos, a los desamparados, a los que han
perdido la esperanza,
a los que ríen y cantan y hablan con optimismo;
quiero traerlos a todos hacia la madrugada,
traerlos a ver la vida que pasa
con una hermosura dolorosa y desafiante,
la vida que nos espera detrás de cada atardecer
-último testimonio de un día que se va para siempre,
que sale del tiempo y que nunca volverá a repetirse-.
Quiero atraer a todos hacia el abrazo de una alegría que comienza,
de un Universo que espera que rompamos sus puertas
con la energía de nuestra marcha incontenible.
Quiero llevaros a recorrer los caminos
por donde avanza -inexorable- la Historia.
Porque los amo quiero llevarlos de frente a la nueva mañana,
mañana lavada de pesar que habremos construido todos.

Vámonos y que nadie se quede a la zaga,
que nadie perezoso, amedrentado, tibio, habite la faz de la tierra
para que este amor tenga la fuerza de los terremotos,
de los maremotos,
de los ciclones, de los huracanes
y todo lo que nos aprisione vuele convertido en desecho
mientras hombres y mujeres nuevos
van naciendo erguidos
luminosos
como volcanes...

Vámonos
Vámonos
Vámonoooos!!!

Friday, August 20, 2010

Y Dios me hizo mujer, Gioconda Belli


Y Dios me hizo mujer

Y Dios me hizo mujer,
de pelo largo,
ojos,
nariz y boca de mujer.
Con curvas
y pliegues
y suaves hondonadas
y me cavó por dentro,
me hizo un taller de seres humanos.
Tejió delicadamente mis nervios
y balanceó con cuidado
el número de mis hormonas.
Compuso mi sangre
y me inyectó con ella
para que irrigara
todo mi cuerpo;
nacieron así las ideas,
los sueños,
el instinto.
Todo lo que creó suavemente
a martillazos de soplidos
y taladrazos de amor,
las mil y una cosas
que me hacen mujer todos los días
por las que me levanto orgullosa
todas las mañanas
y bendigo mi sexo.

Gioconda Belli

Thursday, August 19, 2010

He aquí que tú estás sola y que estoy solo... Jaime Sabines.


He aquí que tú estás sola y que yo estoy solo.
Haces cosas diariamente y piensas
y yo pienso y recuerdo y estoy solo.
A la misma hora nos recordamos algo
y nos sufrimos. Como una droga mía y tuya
somos, y una locura celular nos recorre
y una sangre rebelde y sin cansancio.
Se me va a hacer llagas este cuerpo solo,
se me caerá la carne trozo a trozo.
Esto es lejía y muerte.
El corrosivo estar, el malestar
muriendo es nuestra muerte.

Yo no sé dónde estás. Yo ya he olvidado
quién eres, dónde estás, cómo te llamas.
Yo soy sólo una parte, sólo un brazo,
una mitad apenas, sólo un brazo.
Te recuerdo en mi boca y en mis manos.
Con mi lengua y mis ojos y mis manos
te sé, sabes a amor, a dulce amor, a carne,
a siembra, a flor, hueles a amor, y a mí.
En mis labios te sé, te reconozco,
y giras y eres y miras incansable
y toda tu me suenas
dentro del corazón como mi sangre.
Te digo que estoy solo y que me faltas.
Nos faltamos, amor, y nos morimos
y nada haremos ya sino morirnos.
Esto lo sé, amor, esto sabemos.
Hoy y mañana, así, y cuando estemos
en estos brazos simples y cansados,
me faltarás, amor, nos faltaremos.

Jaime Sabines


Capricho, Alfonsina Storni


Capricho
Alfonsina Storni


Escrutame los ojos, sorprendeme la boca,
Sujeta entre tus manos esta cabeza loca;
Dame a beber veneno, el malvado veneno
Que te moja los labios a pesar de ser bueno.
Pero no me preguntes, no me preguntes nada
De por que llore tanto en la noche pasada;
Las mujeres lloramos sin saber, porque si:
Es esto de los llantos pasaje baladí.

Bien se ve que tenemos adentro un mar oculto,
Un mar un poco torpe, ligeramente estulto.
Que se asoma a los ojos con bastante frecuencia
Y hasta lo manejamos con una ductil ciencia.
No preguntes, amado, lo debes sospechar,
En la noche pasada no estaba quieto el mar.
Nada mas. Tempestades que las trae y las lleva
Un viento que nos marca cada vez costa nueva.

Si, vanas mariposas sobre jardin de Enero.
Nuestro interior es todo sin equilibrio y huero.
Luz de cristaleria, fruto de carnaval
Decorado en escamas de serpientes del mal.
Asi somos, no es cierto? Ya lo dijo el poeta:
Movilidad absurda de inconsciente coqueta.
Deseamos y gustamos la miel de cada copa
Y en el cerebro habemos un poquito de estopa.

Bien; no, no me preguntes. Torpeza de mujer.
Capricho, amado mio, capricho debe ser.
Oh, dejame que ria ... No ves que tarde hermosa?
Espinate las manos y cortame esa rosa.

Wednesday, August 18, 2010

Despedida, Jose Angel Buesa


Por un agua de hastío voy moviendo estos remos,
que pasan tanto al irme y tan poco al volver;
pero quizá un día no nos separaremos,
mujer mía y ajena, como el amanecer.

No importa que me quede ni importa que me vaya,
mientras pasan las nubes sin dejar de pasar,
porque tu corazón es igual que una playa,
que, pudiendo ser tierra, nunca llega a ser mar.

Tu amor nunca responde cuando mi amor te nombra;
tu amor, que sin ser mío, tantas veces perdí;
y yo empuño los remos y viajo hacia las sombras,
pues todo se hace sombra si estoy lejos de ti.

Filibustero loco tras el botín de un beso,
viajo por aguas tristes que me entristecen más;
pero tu amor es siempre camino de regreso,
mujer que nunca llegas y que nunca te vas.

Tu amor es un remoto país desconocido,
más allá del mañana, más allá del ayer;
y ya sólo recuerdo las veces que me he ido
recordando las veces que tuve que volver.

Hay virtudes tan tristes, que es mejor ser culpable,
y más si es una culpa de amor amarte así;
pero, si en nuestras vidas hay algo inevitable,
inevitable tú serás para mí.

Ya me duelen las manos de remar en mi hastío;
pero yo sé que un día dejaré de remar,
y he de mirar el mundo como si fuera mío,
y romperé los remos en la orilla del mar...

Hay Besos, Gabriela Mistral

Hay Besos
-para un amigo
que hoy
me ha hablado de besos-

Hay besos que pronuncian por si solos
la sentencia de amor condenatoria,
hay besos que se dan con la mirada
hay besos que se dan con la memoria.

Hay besos silenciosos, besos nobles
hay besos enigmáticos, sinceros
hay besos que se dan solo las almas
hay besos por prohibidos, verdaderos.

Hay besos que calcinan y que hieren,
hay besos que arrebatan los sentidos,
hay besos misteriosos que han dejado
mil sueños errantes y perdidos.

Hay besos problemáticos que encierran
una clave que nadie ha descifrado,
hay besos que engendran la tragedia
cuántas rosas en broche han deshojado.

Hay besos perfumados, besos tibios
que palpitan en íntimos anhelos,
hay besos que en los labios dejan huellas
como un campo de sol entre dos hielos.

Hay besos que parecen azucenas
por sublimes, ingenuos y por puros,
hay besos traicioneros y cobardes,
hay besos maldecidos y perjuros.

Judas besa a Jesús y deja impresa
en su rostro de Dios, la felonía,
mientras la Magdalena con sus besos
fortifica piadosa su agonía.

Desde entonces en los besos palpita
el amor, la traición y los dolores,
en las bocas humanas se parecen
a la brisa que juega con las flores.

Hay besos que producen desvaríos
de amorosa pasión ardiente y loca,
tu los conoces bien, son besos mios
inventados por mi, para tu boca.

Besos de llama que en rastro impreso
llevan los surcos de un amor vedado,
besos de tempestad, salvajes besos
que solo nuestros labios han probado.

Te acuerdas del primero...? indefinible;
cubrió tu faz de cardenos sonrojos
y en los espasmos de emoción terrible,
llenáronse de lágrimas tus ojos.

Te acuerdas que una tarde en loco exceso
te vi celoso imaginando agravios.
te suspendí en mis brazos... vibró un beso,
y qué viste después...? Sangre en mis labios.

Yo te enseñé a besar: los besos frios
son de impasible corazón de roca,
yo te enseñé a besar con besos mios
inventados por mi, para tu boca.

Gabriela Mistral

Monday, August 16, 2010

Sunday, August 15, 2010

Date a volar, Alfonsina Storni



Anda, date a volar, hazte una abeja:
en el jardín florecen amapolas,
y el néctar fino colma las corolas;
mañana el alma tuya será vieja.

Anda, suelta a volar, hazte paloma,
recorre el bosque y picotea granos,
come migajas en distintas manos,
la pulpa muerde de fragante poma.

Anda, date a volar, sé golondrina,
busca la playa de los soles de oro,
gusta la primavera y su tesoro:
la primavera es única y divina.

Mueres de sed: no he de oprimirte tanto.
Anda, camina por el mundo, sabe:
dispuesta sobre el mar está tu nave.
date a volar hacia el mejor encanto.
Corre, camina más, es poco aquello.

Aún quedan cosas que tu mano anhela,
corre, camina, gira, sube y vuela:
gústalo todo porque todo es bello.

Echa a volar... mi amor no te detiene,
¡Cómo te entiendo, Bien, cómo te entiendo!
Llore mi vida... el corazón se apene...
Date a volar, amor, yo te comprendo.

Callada el alma... el corazón partido,
Suelto tus alas... ve... pero te espero.
¿Cómo traerás el corazón, viajero?
Tendré piedad de un corazón vencido.

Para que tanta sed bebiendo cures
Hay numerosas sendas para tí.
Pero se hace la noche; no te apures.
Todas traen a mí...

Alfonsina Storni

Friday, August 13, 2010

Thursday, August 12, 2010

Un cementerio que mira al Mar, Alfonsina Storni


Decid, oh muertos, ¿quién os puso un día
Así acostados junto al mar sonoro?
¿Comprendía quien fuera que los muertos
Se hastían ya del canto de las aves
Y nos han puesto muy cerca de las olas
Porque sintáis del mar azul, el ronco
Bramido que apavora?

Os estáis junto al mar que no se calla
Muy quietecitos, con el muerto oído
Oyendo cómo crece la marea, y aquel
Mar que se mueve a nuestro lado, es la
Promesa no cumplida, de una Resurrección.

El viento, en primavera, suavemente,
Desde la barca que allá lejos pasa,
Os trae risas de mujeres ... Tibio
Un beso viene con la risa, filtra
La piedra fría, y se acurruca, sabio,
En vuestra boca y os consuela un poco.
Pero en noches tremendas, cuando aúlla
El viento sobre el mar y allá a lo lejos
Los hombres vivos que navegan tiemblan
Sobre los cascos débiles, y el cielo
Se vuelca sobre el mar en aluviones,
Vosotros, los eternos contenidos,
No podéis más, y con esfuerzo enorme
Levantáis las cabezas de la tierra.

Y en un lenguaje que ninguno entiende
Gritáis: Venid, olas del mar, rodando,
Venid de golpe y envolvednos como
Nos envolvieron, de pasión movidos,
Brazos amantes. Estrujadnos, olas,
Movednos de este lecho donde estamos
Horizontales, viendo cómo pasan los
Mundos por el cielo, noche a noche.
Entrad por nuestros ojos consumidos,
Buscad la lengua, la que habló, y movedla,
¡Echadnos fuera del sepulcro a golpes!

Y acaso el mar escuche, innumerable,
Vuestro llamado, monte por la playa,
¡Y os cubra al fin terriblemente hinchado!

Entonces, como obreros que comprenden,
Se detendrán las olas y leyendo
Las lápidas inscriptas, poco a poco
Las moverán a suaves golpes, hasta
Que las desplacen, lentas, y os liberten.
¡Oh, qué hondo grito el que daréis, qué
Enorme grito de muerto, cuando el mar nos
Coja Entre sus brazos, y os arroje al seno
Del grande abismo que se mueve siempre!

Brazos cansados de guardar la misma
Horizontal postura; tibias largas,
Calaveras sonrientes: elegantes
Fémures corvos, confundidos todos,
Danzarán bajo el rayo de la luna
La milagrosa danza de las aguas.
Y algunas desprendidas cabelleras.
Rubias acaso, como el sol que baje
Curioso a veros, islas delicadas
Formarán sobre el mar y acaso atraigan
A los pequeños pájaros viajeros.
Alfonsina Storni

Wednesday, August 11, 2010

El dia que me quieras

El Dia Que Me Quieras

Acaricia mi ensueno
el suave murmullo
de tu suspirar,
como rie la vida
si tus ojos negros
me quieren mirar
y si es mio el amparo
de tu risa leve
que es como un cantar,
ella aquieta mi herida
todo todo se olvida.

El dia que me quieras
la rosa se engalana,
se vestira de fiesta
con su mejor color
y al viento las campanas
diran que ya eres mia
y locas las fontanas
se contaran su amor.

La noche que me quieras
desde el azul del cielo,
las estrellas celosas
nos miraran pasar.

Y un rayo misterioso
hara nido en tu pelo,
luciernaga curiosa
que vera que eres
mi consuelo.

===================================

El dia que me quieras tendra mas luz que junio;
la noche que me quieras sera de plenilunio,
con notas de Beethoven vibrando en cada rayo
sus inefables cosas,
y habra juntas mas rosas
que en todo el mes de mayo.

Las fuentes cristalinas
iran por las laderas
saltando cantarinas
el dia que me quieras.

El dia que me quieras, los sotos escondidos
resonaran arpejios jamas oidos
Extasis en tus ojos, todas las primaveras
que hubo y habra en mundo sera cuando me quieras.

Cojidas de la mano cual rubias hermanitas,
luciendo galas candidas, iran las margaritas
por montes y praderas,
delante de tus pasos, el dia que me quieras...
y si deshojas una, te dira su inocente
postrer petalo blanco: Apasionadamente!
Al reventar el alba del dia que me quieras,
tendran todos los treboles cuatro hojas agoreras,
y en el estanque, nido de germenes ignotos,
floreceran las misticas corolas de los lotos.

El dia que me quieras sera cada celaje
de "Las Mil y Una Noches", cada brisa un cantar,
cada arbol una lira, cada monte un altar.

El dia que me quieras para nosotros dos
cabra en un solo besos la beatitud de Dios.
Amado Nervo

Tuesday, August 10, 2010

Casida de la mujer tendida, Federico García Lorca

Casida de la mujer tendida

Verte desnuda es recordar la Tierra.
La Tierra lisa, limpia de caballos.
La Tierra sin un junco, forma pura
cerrada al porvenir: confín de plata.

Verte desnuda es comprender el ansia
de la lluvia que busca débil talle
o la fiebre del mar de inmenso rostro
sin encontrar la luz de su mejilla.

La sangre sonará por las alcobas
y vendrá con espada fulgurante,
pero tú no sabrás dónde se ocultan
el corazón de sapo o la violeta.

Tu vientre es una lucha de raíces,
tus labios son un alba sin contorno,
bajo las rosas tibias de la cama
los muertos gimen esperando turno.

Federico García Lorca

Saturday, August 7, 2010

SUEÑOS, Argelia Pérez Ruiz


SUEÑOS

Sueño con estar contigo
recorrerte de norte a sur y de este a oeste
perderme en todos tus caminos
aparecer en tus labios para volverme a perder.

Dejarme llevar por los sentidos
Entregarme mansa y ardiente
Beber de todas tus fuentes
amarte como nunca lo has sido.

Extasiarme en cada pedazo de piel
Probar tu miel y tu vino
Tomar todo tu cariño
Y quedarme para siempre con él.

Sentir el fuego de tu boca
Y dejar escapar mi aliento
Saber que mi cuerpo te toca
Y entender que el tuyo tengo.

Y es que el amor realizado
Es la entrega de los tesoros
Es la convicción del que ha amado
que en el amor no está solo.

Argelia Pérez Ruiz

Y si no te vuelvo a oír…por Gustavo


Y si no te vuelvo a oír…
Quedarán tantas palabras tuyas y mías sin oír.
Tantas conversaciones apagadas con el ánimo infinito de encenderse.
Tantos sonidos, melodías que no habrán de entonarse.
Tantas llamadas no marcadas con el deseo perenne de iniciarse
Tantos poemas, versos, prosas inéditos de escucharse.

Y si no te vuelvo a ver…
Quedarán tantas imágenes perdidas sin mirarse.
Tantas siluetas dibujadas ocultas a la vista.
Tantas sonrisas no observadas.
Tantas miradas no miradas.

Y si no vuelvo a estar contigo…
Quedará sin mitigar tanta sed en nuestros labios.
Quedarán tantas caricias flotando sin contacto.
Quedará tu cintura vacía de mis manos.
Quedarán dos incendios distantes deseosos de encontrarse.
Quedará sin saciar tanto apetito de amar y ser amado.

Friday, August 6, 2010

Wednesday, August 4, 2010

Miguel Hernández -5

Quizá ahora estamos en condiciones de mirarlo como fue y de leer de verdad su poesía, más allá de los pocos poemas que algunos recordamos todavía, los que se hicieron célebres en la resistencia y en la primera transición. El trabajo acumulado de los biógrafos -Agustín Sánchez Vidal, José Luis Ferris, Eutimio Martín- nos permite un conocimiento sólido de una vida demasiado breve y mucho más rica en pormenores y resonancias que cualquier estereotipo: la vida no de un inocente, ni de un buen salvaje exótico, ni la de un santo, sino la de un hombre que sobreponiéndose a circunstancias terribles logró hacer de sí mismo aquello que soñó desde que era un chaval pastoreando cabras: un poeta y un hombre en la plenitud de su albedrío.

En una literatura tan pudibunda y tan temerosa de lo sentimental como la española, él escribió sin reparo sobre el deseo sexual, sobre su ternura masculina de esposo y de padre. Su mejor poesía política conserva una fuerza de belleza y rebeldía que la hace muy superior a la de Neruda. Neruda no habría escrito jamás, por ejemplo, El tren de los heridos. Le faltaba empatía verdadera hacia los seres humanos, y no había compartido sus padecimientos.
Neruda se declaró siempre maestro de Hernández, y sin duda lo fue en algún momento, pero yo tengo la sospecha de que el Canto General le debe a Vientos del pueblo mucho más de lo que el propio Neruda habría estado dispuesto a reconocer. En Miguel Hernández lo más íntimo y lo más político, la emoción privada y la arenga pública, se conjugan más estrechamente que en ningún otro poeta. Y en el Cancionero y romancero de ausencias, la hondura y el despojo provocan un estremecimiento que es el de las cimas más solitarias de la literatura, el del Libro de Job y las Coplas de Jorge Manrique y François Villon y Fray Luis de León y la Balada de la cárcel de Reading y Antonio Machado. Toda retórica ha sido abolida, todo rastro de amaneramiento.
Los versos tienen a veces una impersonalidad desnuda de poesía popular, de letra flamenca o de romance antiguo; en ellos se nota la doble sombra triste de Machado y de Lorca, los otros dos poetas aniquilados por la guerra:

Písame,/
que ya no me quejo./
Ódiame,/
que ya no lo siento./
No me olvides/
que aún te recuerdo/
debajo del plomo/que embarga mis huesos.

Demasiado viene durando ya la espera. Ahora que va a hacer un siglo que nació ha llegado el tiempo de leer a Miguel Hernández.

Por ANTONIO MUÑOZ MOLINA

Monday, August 2, 2010

Miguel Hernández -4

Mis ojos, sin tus ojos, no son ojos...

Mis ojos, sin tus ojos, no son ojos,
que son dos hormigueros solitarios,
y son mis manos sin las tuyas varios
intratables espinos a manojos..

No me encuentro los labios sin tus rojos,
que me llenan de dulces campanarios,
sin ti mis pensamientos son calvarios
criando nardos y agostando hinojos.

No sé qué es de mi oreja sin tu acento,
ni hacia qué polo yerro sin tu estrella,
y mi voz sin tu trato se afemina.

Los olores persigo de tu viento
y la olvidada imagen de tu huella,
que en ti principia, amor, y en mí termina.



Provocaba incomodidad, cuando no abierto rechazo. Rafael Alberti en verso y María Teresa León en prosa le atribuyen sin demasiados eufemismos un olor poco adecuado para las cercanía sociales. García Lorca no se presentaba en una casa si sabía que Miguel Hernández estaba en ella. Llamó por teléfono a Aleixandre con la intención de ir a visitarlo, y al enterarse de la presencia de Hernández no se contuvo: "Échalo".


De todo aquel grupo, sólo él conoció de primera mano el trabajo manual, sólo él pasó hambre al llegar a un Madrid en el que se le cerraban todas las puertas y en el que daba vueltas por las calles con el estómago vacío y con una carpeta de versos mecanografiados bajo el brazo, esperando a ser recibido por alguien importante, esperando a que apareciera en un periódico una entrevista prometida, a que le llegara un giro con algo de dinero que le permitiese prolongar un poco más la espera. Llegó la guerra y también fue él quien la conoció de cerca y de verdad, por decisión propia.
Para entonces había empezado a disfrutar algo de lo tanto tiempo esperado, la visibilidad que le trajo la publicación de El rayo que no cesa, celebrado públicamente nada menos que por Juan Ramón Jiménez en el diario El Sol, lo cual equivalía a una consagración. En la guerra, Miguel Hernández entra en posesión de todas sus mejores facultades como poeta y como militante político, pero también en eso lo acompañan el malentendido y la leyenda, la dificultad de encajar en los estereotipos de nadie. Su evolución política no es menos chocante que la rapidez de su maduración literaria: en 1935 aún escribía poemas y conatos de autos sacramentales influidos por el catolicismo entre místico y fascista de su amigo Ramón Sijé; en septiembre de 1936 es miembro del Partido Comunista y cava trincheras recién alistado en el Quinto Regimiento.
Pero tampoco cuadra, ni física ni metafóricamente, en la fotografía canónica de los poetas comprometidos con la causa republicana: vive con los soldados en los frentes, no en los despachos de la Alianza de Intelectuales. Y cuando en 1939 todo se derrumba, él se queda vagando en la intemperie de Madrid mientras casi todos los demás encuentran el camino del exilio. No hubo plaza en ningún avión ni pasaporte de última hora para quien había puesto su vida entera, su nombre y su literatura al servicio de la República; para quien no podría esperar clemencia de los vencedores ni tampoco esconderse en el anonimato.

Demasiado inocente o demasiado aturdido por la derrota, elige la peor huida posible y va a meterse él solo en la boca del lobo. Como Lorca buscando refugio en Granada, Miguel Hernández regresa con cabezonería suicida a su pueblo y a la cercanía de su mujer y su hijo, y en septiembre de 1939, ni siquiera con 29 años cumplidos, cae en la red de las cárceles y los procesos sumarísimos para no salir ya nunca. Nadie mejor que los paisanos y los convecinos de uno para abatirlo a traición con la quijada de Caín. El trato que recibe de los vencedores -civiles, militares, eclesiásticos- revela la catadura de un régimen construido expresamente sobre la venganza de clase. Miguel Hernández es el retrato robot del vencido, el enemigo perfecto.

Pero su martirio real no nos exime de la necesidad de mirar su figura completa como escritor y como hombre, que es mucho más rica que todos los estereotipos levantados sobre ella. Vivió en su tiempo, no en el nuestro. Hizo poemas a la Virgen María y también los hizo a Stalin. Cuando la cultura predominante en España era la antifranquista, Miguel Hernández fue elevado a un altar en el que convenía que destacara la parte más combativa de su obra, el estatuto de poeta voluntariamente popular que él asumió con todas las de la ley en los años de la guerra y que culmina en Vientos del pueblo; también, aunque en menor medida, en El hombre acecha, donde tan visible como la militancia política es el desaliento por la carnicería y la destrucción que ya duran demasiado, el puro espanto ante lo peor de la condición humana:
Se ha retirado el campo /
al ver abalanzarse /
crispadamente al hombre.

Pero en la ansiosa modernidad de los años ochenta, de pronto, ya no había sitio para Miguel Hernández: los mismos rasgos que habían contribuido a su consagración ahora lo volvían anacrónico. En un país donde no hay actitud intelectual más celebrada que el desdén, nada era más fácil de repente que desdeñar a Miguel Hernández: había que ser cosmopolitas, y él resultaba demasiado autóctono; neuróticamente urbanos, y Hernández parecía demasiado rural; adictos a las modas capilares e indumentarias, y él permanecía congelado en su cabeza rapada y sus ropas de pana. En una época, los años ochenta, en la que estaba de moda despreciar con un mohín a Antonio Machado, Miguel Hernández tenía algo de antigualla embarazosa. No era un poeta: era una letra de canción anticuada.

Friday, July 30, 2010

Miguel Hernández -3

CANCIÓN ÚLTIMA
Pintada, no vacía:
pintada está mi casa
del color de las grandes
pasiones y desgracias.

Regresará del llanto
adonde fue llevada
con su desierta mesa
con su ruidosa cama.

Florecerán los besos
sobre las almohadas.
Y en torno de los cuerpos
elevará la sábana
su intensa enredadera
nocturna, perfumada.

El odio se amortigua
detrás de la ventana.

Será la garra suave.

Dejadme la esperanza.




Poemas de Miguel Hernández


Qué podemos saber de verdad sobre la vida de alguien que murió no hace tanto, en 1942,si los testigos ni siquiera concuerdan en el color de sus ojos: Miguel Hernández los tenía verdes y muy claros, o muy azules, resaltando más en su cara morena; o los tenía pardos, según dice uno de sus biógrafos, Eutimio Martín, aportando la prueba de su ficha militar y la de su filiación de prisionero.

Lo que atestiguan sin duda las fotografías es el tamaño y la expresión de los ojos, la atención fija en todo, la mirada de una desarmada franqueza que es todavía más visible en el dibujo que le hizo Antonio Buero Vallejo en la cárcel. Fue ese dibujo el que convirtió a Miguel Hernández no en un hombre real, sino en un icono reverenciado de algo, de muchas cosas, demasiadas, cuando lo veíamos reproducido en los pósters del antifranquismo, en nuestras galerías de retratos de la resistencia, junto a Lorca, junto a Antonio Machado, tal vez también junto a Salvador Allende, Che Guevara, Dolores Ibárruri. En ciertos bares, en ciertos pisos de estudiantes, la cara y la mirada de Miguel Hernández formaban parte de un paisaje visual que también incluía las reproducciones del Guernica. Era difícil pensar entonces que aquel retrato hubiera sido el de un hombre real, no un santo laico ni un mártir ni un símbolo, un hombre, además, que si hubiera vivido no sería entonces muy viejo, porque había nacido ya bien entrado el siglo, en 1910.

Estremece siempre hacer las cuentas de su edad: con 22 años hizo su primer viaje a Madrid y publicó su primer libro de poemas; no había cumplido 26 cuando logró por primera vez la maestría indudable de El rayo que no cesa; tres años después, la guerra ya perdida, entró por segunda vez en la cárcel y no volvió a salir de ella. Pero la rapidez de todo se vuelve más asombrosa cuando contrastamos la altura de sus logros mejores con su punto de partida. Hacia 1937, Miguel Hernández empezó a escribir poemas con una voz y un despojo que no se parecen a nada en la literatura española, y muy poco antes había alcanzado ya un dominio de lenguaje y de las formas poéticas en el que estaba comprimida por igual la disciplina de la tradición clásica y la libertad del surrealismo: pero sólo unos años atrás, a finales de los veinte, su horizonte poético era todavía el de la retórica averiada de los juegos florales, cuando no el todavía más horrendo de la poesía entre sentimental y rústica en dialecto comarcal, muy imitada, de Gabriel y Galán. El mismo hombre que publica en 1937 la Canción del esposo soldado había presentado en 1931 un Canto a Valencia a un concurso oficial en dicha provincia, en el que, bajo el lema Luz�Pájaros�Sol, se sucede una catarata de versos que incluye el siguiente pareado: Con emoción agarro?/ el musical guitarro.

Tuesday, July 27, 2010

Miguel Hernández -2


Tenía desde que encontró su vocación, en la primera adolescencia, la desvergonzada capacidad de mimetismo de los grandes autodidactas, el amor agraviado por el saber de quien fue apartado demasiado pronto de la escuela. Una leyenda que él mismo se ocupó de alimentar ha exagerado la pobreza de sus orígenes, y contribuido fatalmente al malentendido paternalista y populista que hace de él un talento rústico, una especie de diamante en bruto. Es verdad que Miguel Hernández dejó la escuela a los 14 años y se puso a cuidar cabras, pero las cabras pertenecían a los rebaños de su padre, que era un hombre de cierta posición. Más que la pobreza, lo que debió de herirlo cuando tuvo que abandonar la escuela fue la vejación de verse a sí mismo pastoreando cabras mientras otros con menos inteligencia natural que él continuaban en las aulas; también la sinrazón de una brutal autoridad paterna que no por ser propia de la época era menos hiriente para su espíritu innato de rebeldía y de justicia. El padre despótico veía la luz encendida a altas horas de la noche en el cuarto del niño lector y lo castigaba a correazos y a patadas (20 años después su hijo estaba muriéndose de neumonía y tuberculosis en la prisión de Alicante y no se molestó en visitarlo).

Pero se marchaba el padre y Miguel Hernández volvía a encender la luz y recobraba el libro escondido, muy usado, alguno de los que encontraba en la biblioteca pública o en la de un sacerdote de Orihuela, el padre Almarcha, que empezó siendo su protector y fue luego uno de sus muchos verdugos. Leía de noche a la poca luz de una bombilla o de un candil, y cuando salía con las cabras llevaba el libro escondido en el zurrón y seguía leyendo, devorando toda la poesía española que encontraba, la buena y la mala, lector omnívoro a la manera de los autodidactas que no tienen más guía que su propio entusiasmo, originado quién sabe dónde. Nada de lo que a otros les estuvo siempre asegurado fue fácil para él: nada de lo más elemental, el papel, la pluma, la tinta, la mesa.
Escribía versos en papel de estraza con un cabo de lápiz. Quería escribir y no tenía dónde apoyarse. Una piedra, el lomo de una cabra. Hay que leer sus poemas juveniles para darse cuenta de la penuria estética de la que partió, de la clase de talento y de furiosa voluntad que le fueron necesarios para sobreponerse a limitaciones invencibles. Entre la retórica mal digerida de la poesía barroca y de los atroces versificadores tardorrománticos y tardomodernistas, en esos poemas aparece un fogonazo de realidad observada de cerca, de naturaleza y vida animal y exasperación humana de soledad y deseo: Miguel Hernández, pastoreando cabras, copia laboriosamente los lugares comunes más decrépitos de la poesía pastoril, pero le sale de pronto una desvergüenza sexual campesina, una claridad expresiva que con el paso del tiempo será uno de los rasgos más originales de su voz poética, el arte supremo de hacer literatura llamando a las cosas por su nombre.

Tampoco tuvo vergüenza para medrar cuando le fue necesario: para cultivar un personaje que al despertar simpatías le beneficiaba en sus propósitos, pero también lo hacía vulnerable a la condescendencia, bienintencionada o malévola. Empezó jugando a ser el "pastor poeta" del primitivismo pintoresco, y en la sociedad literaria de Madrid en vísperas de la guerra siguió siendo, entre hijos de buena familia con inclinaciones izquierdistas, damas de sociedad y diplomáticos, el campesino moreno y exótico, el inocente y bondadoso que llevaba alpargatas y pantalón de pana que podía ser entrañable, pero no siempre era invitado a las reuniones de buen tono. Miguel Hernández, que persiguió con calculada adulación y sincero fervor a tantos de sus contemporáneos -la adulación y el fervor, en su caso, eran compatibles-, quizá no tuvo entre los literatos de Madrid ningún amigo de verdad salvo Vicente Aleixandre. En la intemperie de su vida había una soledad que no aliviaba nadie:
Ya vosotros sabéis /
lo solo que yo voy, por qué voy yo tan solo. /
Andando voy, tan solos yo y mi sombra.

Saturday, July 24, 2010

Miguel Hernandez, Nacido para el luto-1


A Miguel Hernández todo le pasó en un tiempo muy breve, pero su vida es una larga cadena de esperas. Habría que sustraer, de los pocos años que vivió, todas las horas, los días, los meses que se pasó esperando algo, desesperando de que no llegara, enviando peticiones de ayuda a personas siempre mejor situadas que él que no tenían el tiempo o las ganas de contestar a sus demandas. Otros disfrutaban el resguardo de una posición social o de un privilegio literario o político: Miguel Hernández se supo siempre a la intemperie, en la paz y en la guerra, en la literatura y en la vida, en la cárcel y en la cercanía de la muerte. Esperó tanto, hasta el final, que los últimos días de su vida los pasó esperando a que lo trasladaran a un sanatorio antituberculoso, que le trajeran a su hijo para poder verlo por última vez.

Escribía cartas y aguardaba respuestas con expectación angustiada: cartas a su novia, Josefina Manresa; cartas a los amigos, a los que pedía favores apremiantes, dinero prestado, influencias; cartas a los poetas célebres, a los que asediaba con una mezcla de orgullo insensato y tosco servilismo; cartas desde la cárcel, en los últimos años de su vida, solicitando avales políticos, gestos de clemencia, noticias sobre el hijo demasiado pequeño y demasiado frágil que tal vez acabaría teniendo el mismo destino del hijo anterior, muerto a los 10 meses, amortajado con los ojos abiertos, con el mismo gesto atónito que se le quedó a él mismo cuando velaban su cadáver: unos ojos muy grandes, desorbitados por la enfermedad de la tiroides, sobre cuyo color exacto no hay acuerdo entre los testimonios de quienes lo conocieron.
ANTONIO MUÑOZ MOLINA


Las abarcas desiertas

Por el cinco de enero,

cada enero ponía
mi calzado cabrero
a la ventana fría.

Y encontraban los días,
que derriban las puertas,
mis abarcas vacías,
mis abarcas desiertas.

Nunca tuve zapatos,
ni trajes, ni palabras:
siempre tuve regatos,
siempre penas y cabras.

Me vistió la pobreza,
me lamió el cuerpo el río,
y del pie a la cabeza
pasto fui del rocío.

Por el cinco de enero,
para el seis, yo quería
que fuera el mundo entero
una juguetería.

Y al andar la alborada
removiendo las huertas,
mis abarcas sin nada,
mis abarcas desiertas.

Ningún rey coronado
tuvo pie, tuvo gana
para ver el calzado
de mi pobre ventana.

Toda la gente de trono,
toda gente de botas
se rió con encono
de mis abarcas rotas.

Rabié de llanto, hasta
cubrir de sal mi piel,
por un mundo de pasta
y un mundo de miel.

Por el cinco de enero,
de la majada mía
mi calzado cabrero
a la escarcha salía.

Y hacia el seis, mis miradas
hallaban en sus puertas
mis abarcas heladas,
mis abarcas desiertas.

Sunday, July 4, 2010

Poemas de Gustavo Adolfo Bécquer


AMOR ETERNO
Podrá nublarse el sol eternamente;
Podrá secarse en un instante el mar;
Podrá romperse el eje de la tierra
Como un débil cristal.
¡todo sucederá! Podrá la muerte
Cubrirme con su fúnebre crespón;
Pero jamás en mí podrá apagarse
La llama de tu amor.

Rima LI
De lo poco de vida que me resta
diera con gusto los mejores años,
por saber lo que a otros
de mí has hablado.

Y esta vida mortal, y de la eterna
lo que me toque, si me toca algo,
por saber lo que a solas
de mí has pensado.

Friday, July 2, 2010

JORGE LUIS BORGES, AUSENCIA


AUSENCIA


Habré de levantar la vasta vida
que aún ahora es tu espejo:
cada mañana habré de reconstruirla.
Desde que te alejaste,
cuántos lugares se han tornado vanos
y sin sentido, iguales
a luces en el día.
Tardes que fueron nichos de tu imagen,
músicas en que siempre me aguardabas;
palabras de aquel tiempo,
yo tendré que quebrarlas con mis manos.
¿En qué hondonada esconderé mi alma
para que no vea tu ausencia
que como un sol terrible, sin ocaso,
brilla definitiva y despiadada?
Tu ausencia me rodea
como la cuerda a la garganta,
el mar al que se hunde.


JORGE LUIS BORGES

Thursday, July 1, 2010

JOSE MARTI

"Lo que se tiene por lujuria no es muchas veces más que el horror a la soledad, la necesidad de la belleza. De lo feo del mundo se busca alivio en la mujer, que es en el mundo la forma más concreta y amable de lo hermoso. Y el pensamiento desolado, por conservar su dignidad y justicia, acude a una distracción nueva y violenta que le cambie el rumbo y lo salve del encono. Y he aquí una inmoralidad relativa que ayuda a la moral suprema."

Wednesday, June 30, 2010

-SECOND CHANCE In the arms of an angel


-te estraño........

Canción a la mujer lejana,
poema de JOSE ANGEL BUESA

En ti recuerdo una mujer lejana,
lejana de mi amor y de mi vida.
A la vez diferente y parecida,
como el atardecer y la mañana.
En ti despierta esa mujer que duerme
con tantas semejanzas misteriosas
que muchas veces te pregunto cosas
que solo ella podría responderme.

Y te digo que es bella, porque es bella,
pero no se decir, cuando lo digo,
si pienso en ella porque estoy contigo
o estoy contigo por pensar en ella.
Y sin embargo si el azar mañana
me enfrenta con ella de repente
no seguiría a la mujer ausente
por retener a la mujer cercana.

Y sin amarte mas, pero tampoco
sin separar tu mano de la mía,
al verla simplemente te diría:
"Esa mujer se te parece un poco".


creado y editado para ustedes por graciela, para los que han amado alguna vez, para los que aman, para los que sueñan, para los que extrañan y esperan...

Sunday, June 27, 2010

Poema de las cosas, José Angel Buesa..

Quizás estando sola, de noche, en tu aposento
Oirás que alguien te llama sin que tú sepas quién
Y aprenderás entonces, que hay cosas como el viento
Que existen ciertamente, pero que no se ven

Y también es posible que una tarde de hastío
Como florece un surco, te renazca un afán
Y aprenderás entonces que hay cosas como el río
Que se están yendo siempre, pero que no se van.

O al cruzar una calle, tu corazón risueño
Recordará una pena que no tuviste ayer
Y aprenderás entonces que hay cosas como el sueño,
Cosas que nunca han sido, pero que pueden ser.

Por más que tú prefieras ignorar estas cosas
Sabrás por qué suspiras oyendo una canción
Y aprenderás entonces que hay cosas como rosas,
Cosas que son hermosas sin saber que lo son.

Y una tarde cualquiera sentirás que te has ido
Y un soplo de ceniza regará tu jardín
Y aprenderás entonces que el tiempo y el olvido
Son las únicas cosas que nunca tienen fin.

José Angel Buesa..

Saturday, June 26, 2010

Jose Angel Bueza, elegia para nosotros


Elegía para nosotros

Erguida en tu silencio y en tu orgullo,
no sé con qué señor que te enamora,
comentas a manera de murmullo:
¡Mirad ese es el hombre que me adora!

Yo paso como siempre, absorto,... mudo,
y tú nerviosamente te sonríes,
sabiendo que detrás de mi saludo,
te ahondas y después te me deslíes.

Yo sé que ni te busco, ni te sigo,
que nada te mendigo, ni reclamo,
comento, nada más con un amigo:
"Esa es la mujer que yo más amo".

Yo sé que mi cariño recriminas,
es claro tú no entiendes de esas cosas,
qué sabe del perfume y las espinas,
quien nunca estuvo al lado de las rosas.

Tú sabes que jamás suplico nada,
y me sabes cautivo de tus huellas,
que vivo en la región de tu mirada,
y comparto contigo las estrellas.

Un día nos veremos nuevamente,
y es lógico que bajes la cabeza,
tendrás muchas arrugas en la frente,
y el rostro entristecido y sin belleza.

Serás menos sensual en la cadera,
tus ojos no tendrán aquel hechizo,
y aún murmuraré- ¡Si me quisiera!
tú sólo pensarás: ¡Cuánto me quiso!

Friday, June 25, 2010

José Angel Buesa, Elegía para mi y para ti

Yo seguiré soñando mientras pasa la vida,
y tú te irás borrando lentamente de mi sueño.
Un año y otro año caerán como hojas secas
de las ramas del árbol milenario del tiempo,
y tu sonrisa, llena de claridad de aurora,
se alejará en la sombra creciente del recuerdo.

Yo seguiré soñando mientras pasa la vida,
y quizá, poco a poco, dejaré de hacer versos,
bajo el vulgar agobio de la rutina diaria,
de las desilusiones y los aburrimientos.
Tú, que nunca soñaste mas que cosas posibles,
dejarás, poco a poco, de mirarte al espejo.

Acaso nos veremos un día, casualmente,
al cruzar una calle, y nos saludaremos.
Yo pensaré quizá: " Qué linda es todavía."
Tú quizá pensarás: " Se está poniendo viejo "
Tú irás sola, o con otro. Yo iré solo o con otra.
o tú irás con un hijo que debiera ser nuestro.

Y seguirá muriendo la vida, año tras año,
igual que un río oscuro que corre hacia el silencio.
Un amigo, algún día, me dirá que te ha visto,
o una canción de entonces me traerá tu recuerdo.
Y en estas noches tristes de quietud y de estrellas,
pensaré en ti un instante, pero cada vez menos....

Y pasará la vida. Yo seguiré soñando;
pero ya no habrá un nombre de mujer en mi sueño.
Yo ya te habré olvidado definitivamente
y sobre mis rodillas retozarán mis nietos.
(Y quizá, para entonces, al cruzar una calle,
nos vimos frente a frente, ya sin reconocernos.)

Y una tarde de sol me cubrirán de tierra,
las manos para siempre cruzadas sobre el pecho.
Tú, con los ojos tristes y los cabellos blancos,
te pasarás las horas bostezando y tejiendo.
Y cada primavera renacerán las rosa,
aunque ya tú estés vieja, y aunque yo me haya muerto.

Thursday, June 24, 2010

Manuel Acuña

por Manuel Acuña(1849-1873)
El poeta se suicidó a los 24 años por causa de este fatal amor con una mujer casada.

Pues bien, yo necesito decirte que te adoro,
decirte que te quiero con todo el corazón;
que es mucho lo que sufro, que es mucho lo que lloro,
que ya no puedo tanto, y al grito que te imploro
te imploro y te hablo en nombre de mi última ilusión.

De noche cuando pongo mis sienes en la almohada,
y hacia otro mundo quiero mi espíritu volver,
camino mucho, mucho y al fin de la jornada
las formas de mi madre se pierden en la nada,
y tú de nuevo vuelves en mi alma a aparecer.

Comprendo que tus besos jamás han de ser míos;
comprendo que en tus ojos no me he de ver jamás;
y te amo, y en mis locos y ardientes desvaríos
bendigo tus desdenes, adoro tus desvíos,
y en vez de amarte menos te quiero mucho más.

A veces pienso en darte mi eterna despedida,
borrarte en mis recuerdos y huir de esta pasión;
mas si es en vano todo y mi alma no te olvida,
¡qué quieres tú que yo haga pedazo de mi vida;
qué quieres tú que yo haga con este corazón!

Y luego que ya estaba? concluido el santuario,
la lámpara encendida tu velo en el altar
el sol de la mañana detrás del campanario,
chispeando las antorchas, humeando el incensario,
y abierta allá a lo lejos la puerta del hogar...

Yo quiero que tú sepas que ya hace muchos días
estoy enfermo y pálido de tanto no dormir;
que ya se han muerto todas las esperanzas mías;
que están mis noches negras, tan negras y sombrías
que ya no sé ni dónde se alzaba el porvenir.

¡Que hermoso hubiera sido vivir bajo aquel techo.
los dos unidos siempre y amándonos los dos;
tú siempre enamorada, yo siempre satisfecho,
los dos, un alma sola, los dos, un solo pecho,
y en medio de nosotros mi madre como un Díos!
¡Figúrate qué hermosas las horas de la vida!¡
Qué dulce y bello el viaje por una tierra así!
Y yo soñaba en eso, mi santa prometida,
y al delirar en eso con alma estremecida,
pensaba yo en ser bueno por ti, no más por ti.
Bien sabe Díos que ése era mi más hermoso sueño,
mi afán y mi esperanza, mi dicha y mi placer;
¡bien sabe Díos que en nada cifraba yo mi empeño,
sino en amarte mucho en el hogar risueño
que me envolvió en sus besos cuando me vio nacer

!Esa era mi esperanza...mas ya que a sus fulgores
se opone el hondo abismo que existe entre los dos,
¡adiós por la última vez, amor de mis amores;
la luz de mis tinieblas, la esencia de mis flores,
mi mira de poeta,mi juventud, adiós!

Wednesday, June 23, 2010

Jose Angel Buesa, 4, hoy, por Amador Peña Chavez

Carta del profesor y amigo Amador Peña Chavez, desde Mexico,
Monclova, Coah., 10 de mayo del 2010

Estimada Graciela:
Dada la cobertura que le has dado al poeta cubano José Ángel Buesa, quiero compartirte dos poemas que me sé de memoria de dicho personaje quien en mi época de estudiante influyó mucho en mi forma de concebir la poesía, que como la de este autor es neo-romántica.
A finales de los 60’s, cursaba Lengua y Literatura en la Normal de Monterrey N.L. el asesor de Declamación y Poesía nos anunció que había llegado Buesa a Monterrey y había sido empleado por la Primera Dama del Estado en “Asuntos de Cultura”, que estaría en los Domingos Culturales que se efectuaban en el Teatro al Aire Libre de la Alameda Central de dicha ciudad regiomontana.
Nos preparamos como no te imaginas, yo me memoricé y preparé para declamar los dos poemas que te envío, mis compañeros prepararon otros de dicho poeta. Antes de iniciar preguntamos por él para dedicarle nuestra actuación, pero nos notificaron que no había acudido por razones que se desconocen y que no estábamos a nivel para que nos explicaran.
Las declamamos y anunciamos que se las dedicábamos al autor que aunque no estaba presente se encontraba para nuestra fortuna en la ciudad. Se vinieron otros problemas estudiantiles, tú recordarás esos años tan difíciles para nuestro país que ser estudiante era casi un delito, no lo conocí personalmente, pero sus poemas los he declamado el resto de mi vida en la primera ocasión que se presente.
Si tuvieras oportunidad de publicarlos me daría mucho gusto.
Un fuerte abrazo.
Amador Peña Chávez


SE DEJA DE QUERER

Se deja de querer, y no se sabe
por qué se deja de querer:
Es como abrir la mano y encontrarla vacía,
y no saber, de pronto, qué cosa se nos fue.

Se deja de querer, y es como un río
cuya corriente fresca ya no calma la sed;
como andar en otoño sobre las hojas secas,
y pisar la hoja verde que no debió caer.

Se deja de querer, y es como el ciego
que aún dice adiós, llorando, después que pasó el tren;
o como quien despierta recordando un camino,
pero ya sólo sabe que regresó por él.

Se deja de querer, como quien deja
de andar por una calle, sin razón, sin saber;
y es hallar un diamante brillando en el rocío,
y que, ya al recogerlo, se evapore también.

Se deja de querer, y es como un viaje
detenido en la sombra, sin seguir ni volver;
y es cortar una rosa para adornar la mesa
y que el viento deshoje la rosa en el mantel.

Se deja de querer, y es como un niño
que ve cómo naufragan sus barcos de papel;
o escribir en la arena la fecha de mañana
y que el mar se la lleve con el nombre de ayer.

Se deja de querer, y es como un libro
que, aun abierto hoja a hoja, quedó a medio leer;
y es como la sortija que se quitó del dedo,
y sólo así supimos que se marcó en la piel.

Se deja de querer, y no se sabe
por qué se deja de querer...


POEMA DE LA DESPEDIDA

Te digo adiós si acaso te quiero todavía
quizás no he de olvidarte... Pero te digo adiós
no se si me quisiste... No se si te quería
o tal vez nos quisimos demasiado los dos.

Este cariño triste y apasionado y loco
me lo sembré en el alma para quererte a ti.
no se si te amé mucho... No se si te amé poco,
pero si sé que nunca volveré a amar así.

Me queda tu sonrisa dormida en mi recuerdo
y el corazón me dice que no te olvidaré.
pero al quedarme solo... Sabiendo que te pierdo,
tal vez empiezo a amarte como jamás te amé.

Te digo adiós y acaso con esta despedida
mi más hermoso sueño muere dentro de mí.
pero te digo adiós para toda la vida,
aunque toda la vida siga pensando en ti.


JOSÉ ÁNGEL BUESA

JOSE ANGEL BUESA, Desde este mismo instante seremos dos extraños..

Elegía lamentable
Desde este mismo instante seremos dos extraños
por estos pocos días, quien sabe cuántos años...
yo seré en tu recuerdo como un libro prohibido
uno de esos que nadie confiesa haber leído.

Y así mañana, al vernos en la calle, al ocaso,
tú bajaras los ojos y apretarás el paso,
y yo, discretamente, me cambiaré de acera,
o encenderé un cigarro, como si no te viera...

Seremos dos extraños desde este mismo instante
y pasarán los meses, y tendrás otro amante:
y como eres bonita, sentimental y fiel,
quizás, andando el tiempo, te casarás con él.

Y ya, más que un esposo será como un amigo,
aunque nunca le cuentes que has soñado conmigo,
y aunque, tras tu sonrisa, de mujer satisfecha,
se te empañen los ojos, al llegar una fecha.
Acaso, cuando llueva, recordarás un día
en que estuvimos juntos y en que también llovía.
Y quizás nunca más te coloques aquel traje
de terciopelo verde, con adornos de encaje.

O harás un gesto mío, tal vez sin darte cuenta,
cuando dobles tu almohada con mano soñolienta.
Y domingo a domingo, cuando vayas a misa,
de tu casa a la iglesia, perderás tu sonrisa.
¿Qué más puedo decirte? Serás la esposa honesta
que abanica al marido cuando ronca la siesta:
y tras fregar los platos y tras tender las camas,
te pasarás las noches sacando crucigramas...

Y así, años y años, hasta que, finalmente,
te morirás un día, como toda la gente.
Y voces que aún no existen sollozarán tu nombre,
y cerrarán tus ojos los hijos de otro hombre.

http://www.southernjourneys.co.za/

Tuesday, June 22, 2010

Manuel Mur Oti, El duelo...

¿Qué cómo fue, señora...?
Como son las cosas cuando son del alma.
Ella era muy linda, y él era muy hombre,
y yo la quería, y ella me adoraba;
pero él, hecho sombras, se me interponía,
y todas las noches, junto a la ventana,
fragantes manojos de rosas había
y rojos claveles y dalias de nácar.
Y cuando las sombras cubrían las cosas
y en el ancho cielo la luna brillaba,
de entre las palmeras brotaba su canto
y como una flecha a su casa llegaba.
¡Cómo la quería!...
¡Cómo le cantaba sus ansias de amores
y cómo vibraba con él su guitarra!.
Y yo, tras las palmas, con rabia le oía,
y entre canto y canto colgaba una lágrima.
Lágrima de hombre, no crea otra cosa,
que los hombres lloran como las mujeres
porque tienen débil, como ellas, el alma.
No pude evitarlo... La envidia es muy negra
y la pena de amor es muy mala,
y cuando la sangre se enrabia en las venas,
no hay quien pueda, señora, calmarla...
Y una noche..., ¡lo que hacen los celos!,
lo esperé allá abajo, junto a la cañada;
retumbaba el trueno, llovía, y el río,
igual que mis venas hinchado bajaba.
Al fin, a lo lejos, lo vi entre las sombra;,
venía cantando su loca esperanza;
en el cinto colgaba el machete;
bajo el brazo, la alegre guitarra.
Llegó hasta mi lado, tranquilo, sereno;
me clavó en los ojos su fría mirada;
me dijo: -“¿Me espera?”...
le dije: -“¡Te espero!...
”y no nos hablamos ni media palabra.
Que era bravo el hombre,
bravo cual los hombres machos,
y los hombres machos pelean, no hablan.
¡Cómo la quería!...
El machete dijo su amor y sus ansias,
roncaba su pecho, brillaban sus ojos,
y entre golpe y golpe
¡ponía su alma!.
No fue lucha de hombres,
fue lucha de toros,
eso bien lo sabe la vieja cañada;
pero más que el amor y el ensueño
pudieron la envidia y la rabia,
y al fin mi machete lo dejó tendido sobre su guitarra...
No tema, señora, son cosas pasadas...
Todavía en el suelo me dijo llorando:
”Quiérela..., ¡que es buena!...
¡Quiérela... ¡que es santa!...
Quiérela... como yo la he querido,
que aunque muero...,
¡la llevo metida en el alma!
Y tuve celos, señora, del que así me hablaba
y tuve celos de aquel que moría
y aun muriendo la amaba...
Y la sangre cegó mis pupilas,
y el machete en la mano
temblóme con rabia, lo hundí
en su pecho con odio y con furia y rasgué
su carne buscándole el alma...
Porque en el alma se llevaba mi hembra...,
y yo no quería que se la llevara.


Manuel Mur Oti

Monday, June 21, 2010

JOSE ANGEL BUESA, Puedo


Puedo tocar tu mano sin que tiemble la mia,
y no volver el rostro para verte pasar.
Puedo apretar mis labios un día y otro día...
y no puedo olvidar.
Puedo mirar tus ojos y hablar frívolamente,
casi aburridamente, sobre un tema vulgar,
puedo decir tu nombre con voz indiferente...
y no puedo olvidar.

Puedo estar a tu lado como si no estuviera,
y encontrarte cien veces, así como al azar....
puedo verte con otro, sin suspirar siquiera,
y no puedo olvidar.

Ya ves: tú no sospechas este secreto amargo,
más amargo y profundo que el secreto del mar...
porque puedo dejar de amarte,
y sin embargo...no te puedo olvidar!


Josè Angel Buesa

José Ángel Buesa, 3,

José Ángel Buesa, 3,
Su vida fue soñadora, tumultuosa, áspera lírica y batalladora en muchas ocasiones. Alternaba la escritura con las matemáticas, hasta que se hizo guionista radiofónico, y se hizo ya escritor profesional.
Muchos de sus poemas han sido traduced, al inglés, portugués, ruso, polaco, japonés y chino. Otros muchos han sido musicalizados o recitados en unos 40 discos de larga duración.

Fue también novelista y escritor de libretos para la radio y la televisión cubanas, también fue director de célebres programas
radiales en diversas emisoras.Buesa no cesó de escribir. Continuó en su afán incluso después de abandonar el país en 1963, para deambular por varias naciones y establecerse en la República Dominicana. Allí ejerció el magisterio universitario y lo encontró la muerte, un 14 de agosto de 1982.
Durante muchos años durmió en el olvido la poesía del bardo crucense, hasta que en 1997 la editorial Letras Cubanas editó su antología Pasarás por mi vida, una ventana abierta a los lectores para valorar por sí mismos al controvertido autor.

“La obra poética es indivisible en su unidad, aunque admite la clasificación teórica, y no puede ser repudiada por nadie,
ni siquiera por su propio autor.
El único fallo inapelable contra un poema, es el olvido; y, en realidad, un poema pertenece tanto a quien lo ha leído y lo recuerda como a aquel que lo escribió. “

HE VIVIDO MI VIDA... (José Angel Buesa)
Si fue larga o fue corta, si fue triste..., ya casi no me importa.
Y, aquí estoy, esperando, no sé bien lo que espero,
si el amor o la muerte..., lo que pasé primero.

Algo tuve algún día, lo perdí de algún modo
y, me dará lo mismo, cuando lo pierda todo.
Pero no me lamento de mi fortuna,
pues me queda un palacio de cristal en la Luna.

Y, por andar errante, por vivir el momento,
son tan buenos amigos, mi corazón y el viento.
Por eso y otras cosas, me deja indiferente,
allá y dondequiera, lo que diga la gente.

¿Trampas?, pues sí, hice algunas, pero mal jugador
pues, perdí más que nadie, con mis trampas de amor.
¿Pecados? sí, aunque leves, de esos que Dios perdona
porque, a pesar de todo, Dios no es mala persona.

Mentiras, dije muchas y de bello artificio
pero que, en un poeta, son cosas de oficio.
Y, en las cosas dudosas, si hice bien o mal,
ya arreglaremos cuentas en el juicio final.

Eso es todo...He vivido...
La vida que me queda puede tener dos caras,
igual que una moneda:

Una, de oro puro, la cara del pasado...
y, otra, la del presente, que es de plomo dorado.
Por lo demás... ya es tarde, pero no tengo prisa
y, esperaré la muerte con mi mejor sonrisa.

Y seguiré viviendo, de la misma manera,
que es vivir, cada instante, cómo una vida entera.
Mientras siguen andando, de un modo parecido,
los hombres con el tiempo y, el tiempo...hacia el olvido.

J. Angel Buesa

Sunday, June 20, 2010

Francisco Bernárdez, Estar enamorado


Estar enamorado, amigos, es encontrar el nombre justo de la vida.
Es dar al fin con la palabra que para hacer frente a la muerte se precisa.
Es cobrar la llave oculta que abre la cárcel en que el alma está cautiva.
Es levantarse de la tierra con una fuerza que reclama desde arriba.
Es respirar el ancho viento que por encima de la carne se respira.
Es contemplar desde la cumbre de la persona la razón de las heridas.
Es advertir en unos ojos una mirada verdadera que nos mira.
Es escuchar en una boca la propia voz profundamente repetida.
Es sorprender en unas manos ese calor de la perfecta compañía.
Es sospechar que, para siempre, la soledad de nuestra sombra está vencida.

Estar enamorado, amigos, es descubrir dónde se juntan cuerpo y alma.
Es percibir en el desierto la cristalina voz de un río que nos llama.
Es ver el mar desde la torre donde ha quedado prisionera nuestra infancia.
Es apoyar los ojos tristes en un paisaje de cigüeñas y campanas.
Es ocupar un territorio donde conviven los perfumes y las armas.
Es dar la ley a cada rosa y al mismo tiempo recibirla de su espada.
Es confundir el sentimiento con una hoguera que del pecho se levanta.
Es gobernar la luz del fuego y al mismo tiempo ser esclavo de la llama.
Es entender la pensativa conversación del corazón y la distancia.
Es encontrar el derrotero que lleva al reino de la música sin tasa.


Estar enamorado, amigos, es adueñarse de las noches y los días.
Es olvidar entre los dedos emocionados la cabeza distraída.
Es recordar a Garcilaso cuando se siente la canción de una herrería.
Es ir leyendo lo que escriben en el espacio las primeras golondrinas.
Es ver la estrella de la tarde por la ventana de una casa campesina.
Es contemplar un tren que pasa por la montaña con las luces encendidas.
Es comprender perfectamente que no hay fronteras entre el sueño y la vigilia.
Es ignorar en qué consiste la diferencia entre la pena y la alegría.
Es escuchar a medianoche la vagabunda confesión de la llovizna.
Es divisar en las tinieblas del corazón una pequeña lucecita.

Estar enamorado, amigos, es padecer espacio y tiempo con dulzura.
Es despertarse una mañana con el secreto de las flores y las frutas.
Es libertarse de sí mismo y estar unido con las otras criaturas.
Es no saber si son ajenas o si son propias las lejanas amarguras.
Es remontar hasta la fuente las aguas turbias del torrente de la angustia.
Es compartir la luz del mundo y al mismo tiempo compartir su noche obscura.
Es asombrarse y alegrarse de que la luna todavía sea luna.
Es comprobar en cuerpo y alma que la tarea de ser hombre es menos dura.
Es empezar a decir siempre y en adelante no volver a decir nunca.
Y es además, amigos míos, estar seguro de tener las manos puras.


Francisco Bernárdez

Saturday, June 19, 2010

José Angel Buesa , Asi, verte de lejos...


Así, verte de lejos, definitivamente.
Tú vas con otro hombre, y yo con otra mujer.
Y así como el agua que brota de una fuente
Aquellos bellos días ya no pueden volver.

Así, verte de lejos y pasar sonriente,
Como quien ya no siente lo que sentía ayer,
Y lograr que mi rostro se quede indiferente
Y que el gesto de hastío parezca de placer.

Así, verte de lejos, y no decirte nada
Ni con una sonrisa, ni con una mirada,
Y que nunca sospeches cuánto te quiero así.
Porque aunque nadie sabe lo que a nadie le digo,

La noche entera es corta para soñar contigo
Y todo el día es poco para pensar en ti.

José Angel Buesa

José Ángel Buesa, 2,


El éxito y circulación de sus libros, costeados por él mismo, se mantuvo incluso hasta los dos primeros años de la Revolución cubana. Desde la instauración del poder revolucionario (1959) hasta su salida como exiliado, publicó en Cuba cuatro poemarios durante ese período: Poemas Prohibidos y Versos de amor (1959), el Libro secreto y Los mejores poemas (1960).
En su trayectoria cultural, Buesa estudió a los clásicos a una edad muy temprana. Posteriormente traduce a los latinos, ahonda en los poetas franceses e italianos, ingleses y portugueses, alemanes y en la poesía de Oriente. A él se deben traducciones de poetas tan diversos como Verlaine y Valéry, D'annunzio y Stechetti, Oscar Wilde y Rilke, Olavo Hilac y Reine, Roracio y Whitman; además de Los Trofeos de José María Reredia y Poemas Perversos de Adrien Roland.
Frecuentaba asiduamente los cafés habaneros, donde compartía con otros poetas y escritores cubanos de la época. Con un temperamento sincero y vibrante, hacía que cada uno de sus poemas fueran vividos por él intensamente.

Ya en su exilio dominicano, continúo publicando nuevos poemarios y reeditando sus primeros éxitos, además de dedicarse a la enseñanza universitaria como profesor de Literatura.
Quizás por esa dedicación frenética y vital de seguir autopublicándose su obra poética hasta su muerte, además del valor lírico de sus versos, su nombre de Poeta ha trascendido todas las fronteras, todos los ismos, y hoy es considerado como el gran poeta romántico de las letras hispánicas.
José Ángel Huesa es, en definitiva, un poeta sencillo y profundo, dueño de una cantera de emociones cuyo verso ha hecho vibrar a muchas generaciones.

Canción Del Amor Prohibido
José Angel Buesa

Solo tu y yo sabemos lo que ignora la gente
al cambiar un saludo ceremonioso y frio,
porque nadie sospecha que es falso tu desvio,
ni cuanto amor esconde mi gesto indiferente.

Solo tu y yo sabemos porque mi boca miente,
relatando la historia de un fugaz amorio;
y tu apenas me escuchas y yo no te sonrio...
y aun nos arde en los labios algun beso reciente.

Solo tu y yo sabemos que existe una simiente
germinando en la sombra de este surco vacio,
porque su flor profunda no se ve, ni se siente.
Y asi dos orillas tu corazon y el mio,
pues, aunque las separa la corriente de un rio,
por debajo del río se unen secretamente.

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