MUJERES POETAS

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Poema Frente Al Mar de Alfonsina StorniOh mar, enorme mar, corazón fiero
De ritmo desigual, corazón malo,
Yo soy más blanda que ese pobre palo
Que se pudre en tus ondas prisionero.

Oh mar, dame tu cólera tremenda,
Yo me pasé la vida perdonando,
Porque entendía, mar, yo me fui dando:
«Piedad, piedad para el que más ofenda».
Vulgaridad, vulgaridad me acosa.
Ah, me han comprado la ciudad y el hombre.
Hazme tener tu cólera sin nombre:
Ya me fatiga esta misión de rosa.
¿Ves al vulgar? Ese vulgar me apena,
Me falta el aire y donde falta quedo,.......
Me hipnotiza y ennoblece la obra de esta escritora argentina que tuvo que enfrentarse a la sociedad desde muy joven, angustia y soledad fueron reflejadas en su poesia al igual que la fragilidad del ser humano y su obsecion por la muerte, hace constante referencia al mar al que personifica y engrandece, le da vida y sentimientos.
El mar fue su confidente y consejero, siempre le sirvió de alivio y medicina y a el se entrego y allí aun se le escucha recitar y hacer poesía.Soy un alma desnuda en estos versos,
Alma desnuda que angustiada y solaVa dejando sus pétalos dispersos.
Alma que puede ser una amapola,Que puede ser un lirio, una violeta,
Un peñasco, una selva y una ola.
Alma que como el viento vaga inquietaY ruge cuando está sobre los mares,
Y duerme dulcemente en una grieta.Alma que adora sobre sus altares,
Dioses que no se bajan a cegarla;
Alma que no conoce valladares.Alma que fuera fácil dominarla
Con sólo un corazón que se partieraPara en su sangre cálida regarla.
Alma que cuando está en la primavera
Dice al invierno que demora: vuelve,Caiga tu nieve sobre la pradera.
Alma que cuando nieva se disuelveEn tristezas, clamando por las rosas
con que la primavera nos envuelve..........
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Un sendero solo de pena y silencio llegó hasta el agua profunda,
Un sendero solo de penas mudas
Hasta la espuma",....
Asi empieza esta canción dedicada a Alfonsina, otra de las valientes que consiguió proyectarse más allá de los muros tan estrechos que la sociedad le imponía.
Pertenece a ese grupo de exepcionales mujeres que lucharon por superar los obstaculos que en su epoca se imponia a la mujer, que no tenian acceso a la educación ni derecho a desarrollarse plenamente como seres humanos.
Poetisa contemporánea argentina, nació en 1892 en la cuidad de Laggagia, Suiza, y emigró con sus padres a la Argentina cuando era una niña.
"Te vas Alfonsina con tu soledad ¿Que poemas nuevos fuiste a buscar?
Una voz antigua de viento y de sal Te requiebra el alma y la está llevando
Y te vas hacia allá como en sueños Dormida, Alfonsina vestida de mar...",
Trabajando desde temprana edad para ayudar a sus padres, lavaba platos y atendía las mesas en un reataurant a los diez años, mas tarde decide emplearse como obrera en una fábrica de gorras.Un dia por casualidades de la vida Alfonsina reemplaza a una actriz que se enferma en un teatro y asi empieza su carrera artistica.
Refiriéndose a esta época, mucho tiempo después en sus cartas al filólogo español don Julio Cejadorle dirá: «A los trece años estaba en el teatro. Este salto brusco, hijo de una serie de casualidades, tuvo una gran influencia sobre mi actividad sensorial, pues me puso en contacto con las mejores obras del teatro contemporáneo y clásico (?). Pero casi una niña y pareciendo ya una mujer, la vida se me hizo insoportable. Aquel ambiente me ahogaba. Torcí rumbos?».
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"Por la blanda arena que lame el mar, su pequeña huella no vuelve más,
Quisiera esta tarde divina de octubre
pasear por la orilla lejana del mar;
que la arena de oro, y las aguas verdes,
y los cielos puros me vieran pasar.

Ser alta, soberbia, perfecta, quisiera,
como una romana, para concordar
con las grandes olas, y las rocas muertas
y las anchas playas que ciñen el mar.

Con el paso lento, y los ojos fríos
y la boca muda, dejarme llevar;
ver cómo se rompen las olas azules
contra los granitos y no parpadear;
ver cómo las aves rapaces se comen
los peces pequeños y no despertar;
pensar que pudieran las frágiles barcas
hundirse en las aguas y no suspirar;
ver que se adelanta, la garganta al aire,
el hombre más bello, no desear amar…

Perder la mirada, distraídamente,
perderla y que nunca la vuelva a encontrar:
y, figura erguida, entre cielo y playa,
sentirme el olvido perenne del mar .
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........Y el 25 de octubre de 1938 se arroja al mar en la playa de Mar de Plata. Un mes más tarde la Cámara de los Diputados acordaba erigir un mausoleo en su memoria en el lugar mismo en que apareció el cadáver.
Alfonsina Storni quedaba de este modo incorporada a las glorias nacionales argentinas como lo que es: una de las más inspiradas poetisas de lengua española, y la mejor sin duda de su país.
Su poesía es salvaje, una muestra sin tapujos de su lucha interior, de su angustia,de sus sueños y esperanzas.
Desnuda su alma y su cuerpo y nos habla de sus fracasos, de sus pequeños triunfos y desaliento, no oculta nada,se enfrenta a la sociedad y costumbres de la epoca.

El 20 de mayo de 1935 Alfonsina fue operada de un cáncer de mama. Al año siguiente se suicida su amigo Horacio Quiroga y ella le dedicó un poema conmovedor: “Morir como tú, Horacio, en tus cabales / y así como en tus cuentos, no está mal / un rayo a tiempo y se acabó la feria ... Allá dirán”.
Un día, no pudiendo ya con la carga de su vida llena de contradicciones y desencantos, Alfonsina se fue al mar y se arrojó a las olas. Su cadáver apareció flotando frente a la playa en Mar del Plata. La ardiente defensora del feminismo había soñado muchas veces, y así lo había dicho en sus versos, con una sepultura marina. Pocos días antes de tomar su fatal decisión había escrito un soneto: “Voy a dormir”, que termina así:
“Déjame sola: oyes romper los brotes,
te acuna un pie celeste desde arriba
y un pájaro te traza unos compases
para que olvides... Gracias...
Ah, un encargo:
si él llama nuevamente por teléfono
le dices que no insista, que he salido...”

Y mucho antes había compuesto para la tumba su propio Epitafio:
“Aquí descanso yo. dice “Alfonsina”
el epitafio claro al que se inclina. /
Aquí descanso yo, y en este pozo,
pues que no siento, me solazo y gozo”.
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La invitación amable
Acércate, poeta; mi alma es sobria,
de amor no entiende -del amor terreno-
su amor es mas altivo y es mas bueno.

No pediré los besos de tus labios.
No beberé en tu vaso de cristal,
el vaso es frágil y ama lo inmortal.

Acércate, poeta sin recelos...
ofréndame la gracia de tus manos,
no habrá en mi antojo pensamientos vanos.

¿Quieres ir a los bosques con un libro,
un libro suave de belleza lleno?...
Leer podremos algún trozo ameno.

Pondré en la voz la religión de tu alma,
religión de piedad y de armonía
que hermana en todo con la cuita mía.

Te pediré me cuentes tus amores
y alguna historia que por ser añeja
nos dé el perfume de una rosa vieja.

Yo no diré nada de mi misma
porque no tengo flores perfumadas
que pudieran así ser historiadas.

El cofre y una urna de mis sueños idos
no se ha de abrir, cesando su letargo,
para mostrarte el contenido amargo.

Todo lo haré buscando tu alegría
y seré para ti tan bondadosa
como el perfume de la vieja rosa.

¿La invitación esta... sincera y noble.
Quieres ser mi poeta buen amigo
y sólo tu dolor partir conmigo?

ALFONSINA STORNI
Esta tarde

Ahora quiero amar algo lejano...
algún hombre divino
que sea como un ave por lo dulce,
que haya habido mujeres infinitas
y sepa de otras tierras, y florezca
la palabra en sus labios, perfumada:
suerte de selva virgen bajo el viento...

Y quiero amarlo ahora. Está la tarde
blanda y tranquila como espeso musgo,
tiembla mi boca y mis dedos finos,
se deshacen mis trenzas poco a poco.

Siento un vago rumor... Toda la tierra
está cantando dulcemente... Lejos,
los bosques se han cargado de corolas,
desbordan los arroyos de sus cauces
y las aguas se filtran en la tierra
así como mis ojos en los ojos
que estoy soñando embelesada...


Pero...
ya está bajando el sol tras de los montes,
las aves se acurrucan en sus nidos,
la tarde ha de morir y él está lejos...
lejos como este sol que para nunca
se marcha y me abandona, con las manos
hundidas en las trenzas, con la boca
húmeda y temblorosa, con el alma
sutilizada, ardida en la esperanza
de este amor infinito que me vuelve
dulce y hermosa...



El clamor


Alguna vez, andando por la vida,
por piedad, por amor,
como se da una fuente, sin reservas,
yo di mi corazón.


Y dije al que pasaba, sin malicia,
y quizá con fervor:
-Obedezco a la ley que nos gobierna:
He dado el corazón.


Y tan pronto lo dije, como un eco
ya se corrió la voz:
-Ved la mala mujer esa que pasa:
Ha dado el corazón.


De boca en boca, sobre los tejados,
rodaba este clamor:
-¡Echadle piedras, eh, sobre la cara;
ha dado el corazón!


Ya está sangrando, sí, la cara mía,
pero no de rubor,
que me vuelvo a los hombres y repito:
¡He dado el corazón!



Mirta Aguirre

Mirta Aguirre: Poetisa, ensayista, crítica y profesora cubana. Nació el 18 de octubre de 1912 en La Habana. Falleció el 8 de agosto de 1980. Se desempeñó, además, como traductora, redactora y guionista de radio y televisión. En 1941 se graduó en Derecho Civil. En 1959 fue designada Asesora de Literatura y Publicaciones del Instituto Nacional de Cultura. Organizó y fundó, en febrero de 1961, la Escuela Nacional de Instructores de Arte. Dirigió, una vez fundado el Consejo Nacional de Cultura en 1962, la Comisión Nacional de Teatro y Danza de esa entidad. Participó en la fundación de la UNEAC, y a partir de este momento integró, hasta su muerte, el Comité Nacional de esta organización. Publicó en 1970 su conocido poema "Canción antigua a Che Guevara". Fue profesora de la Escuela de Letras y Artes de la Universidad de La Habana y ocupó, además, la dirección de su Departamento de Lenguas y Literaturas Hispánicas.
Muero de ti, de amor en desventura,
de mal pagado amor que en ti se obstina.
Muero de ver mi vida que declina
en desolado invierno y red oscura.
Muero de un mal que muerte me asegura:
de traspasado corazón y espina.
Y a ti, al morir, la muerte me encamina,
aunque sean tuyos dardo y amargura.
¿A quién acudiré, si a ti no acudo?
¿A quién irá mi amor por ti, desnudo,
a confesar la pena que me mata?
Del mal que hacia la muerte me arrebata,
de ese morir a solas, sin consuelo,
si no me duelo a ti, di, ¿a quién me duelo?



Elegía II
Yo me acostumbro, amor, yo me acostumbro.
Yo me acostumbro a estar sin ti. ¿Lo entiendes?
Quiere decir, amor, que no amanece;
quiere decir que aprendo a abrir los ojos sin tu beso.
Quiere decir que olvido, amor, que yo te olvido.

Como un morirse lento, implacable, a pedazos,
yo me acostumbro, amor, yo me acostumbro.
Y acostumbrarse es una cosa oscura,
es una cosa eterna, sin caminos,
como un caer caer en el vacío.

Yo me acostumbro, amor, yo me acostumbro.

Y un día y otro pasan.
Y un día triste no es día sino un cortejo inmenso.
Y dos días de tristeza ya no pueden decirse.
Y acostumbrarse es una palabra irremediable
que ojalá nunca sepas.

Una criatura tiene su tamaño,
tiene su borde estrecho, su medida.
Y ha de haber para todos la pequeña alegría,
esa mínima dicha que es un derecho humano.
ser feliz, amor mío, es como el aire, el agua,
algo para la vida.

Yo me acostumbro, amor, yo me acostumbro.

Lejos, tu mano corta el pan para otra boca.
Lejos, suenan tus pasos y como yo sé que suenan.
Lejos, amor, muy lejos.
Y allí, donde mi angustia está sin ecos,
tú sonríes, tú eres,
y no sabes, amor, con cuánta sangre,
con qué amarga paciencia,
con cuánta fuerza para ahogar, yo olvido,
yo deshago mi sueño
y me acostumbro, amor, y me acostumbro.




CRISTINA MAYA
Reseña biográfica

Poeta colombiana nacida en Bogotá en 1951.
Heredó de su padre, Rafael Maya, la vocación literaria. Recibió su Licenciatura en Filosofía y Letras,
desempeñándose desde entonces como catedrática universitaria en el campo de literatura colombiana,
hispanoamericana, cultura griega y latina.
Su poesía está llena de gran sensualidad y ensoñación. Ha publicado varias obras entre las que se destaca
«De pie sobre la vida». ©


Tras tu sombra
Transfigurado en una luz más pura,
en ese límite soñado
que contemplamos juntos,
invencible en tu mundo y sublimado
surges en mi recuerdo como un símbolo.
¿En qué lugar, qué puerto,
qué territorio habitarás ahora?
Vivo por ti, viviendo tras tu sombra
y en el continuo miedo de perderte,
de no encontrar la ruta,
de dar mil vueltas
en la ilusión frenética del tiempo.
Tiembla la noche de mi insomnio,
¿qué país es el tuyo?
¿A dónde habrás viajado
desafiando las sombras?
Sólo sé que me adentro
sutilmente en la ausencia,
en un mundo impreciso que no tiene salida,
donde voy sumergiéndome
Poema de la ausencia


Como golpea tu ausencia
cuando evoco tus pasos por la casa,
tus huellas en mi alcoba,
mi cotidiano empeño de tenerte.
Puedo palpar la luz de cada amanecer
con su luna desierta y congelada,
tu voz de agua
fluyendo por mi sangre
de magnolia encendida,
tu sombra fugitiva
que tejes y destejes,
por la escalera anónima
que hasta ti me conduce.
Puedo esperarte desvelada
en la noche profunda,
sembrar el horizonte
de voces que te nombran
desde mis sueños desolados.
Penetrar en un círculo etéreo
de niebla y lejanía
de polvo inerte y blanco
donde mi soledad de nieve
habita el más remoto sitio
de tu alma.
Allí donde tu imagen
en constante reflejo del silencio,
memoria impresa en el espejo.
DULCE MARIA LOYNAZ
1903 - 1997                             por Graciela
La balada del amor tardío
Amor que llegas tarde,
tráeme al menos la paz:
Amor de atardecer,
¿por qué extraviado
camino llegas a mi soledad?
Amor que me has buscado sin buscarte,
no sé qué vale más:
la palabra que vas a decirme
o la que yo no digo ya...
Amor... ¿No sientes frío? Soy la luna:
Tengo la muerte blanca y la verdad
lejana... -No me des tus rosas frescas;
soy grave para rosas. Dame el mar...
Amor que llegas tarde, no me viste
ayer cuando cantaba en el trigal...
Amor de mi silencio y mi cansancio,
hoy no me hagas llorar.
Fue la mayor de cuatro hermanos su infancia transcurrió en una casa del El Vedado, donde había nacido, donde vivió la mayor parte de su vida, nunca fue a la escuela, se educo en la casa y adquirió y asimiló en profundidad una vasta cultura, que alimentaría toda su trayectoria literaria y que se reflejaría en cada una de sus palabras.
Hija del general del Ejército Libertador Enrique Loynaz del Castillo y hermana del poeta Enrique Loynaz Muñoz. De joven estudió bajo tutores selectos sin tener que salir de su hogar. Publicó, a los diez y siete años, sus primeros poemas en La Nación, en 1920, año en el que también visita a los Estados Unidos y casi toda Europa.
En 1927 pasó los exámenes del doctorado en Derecho Civil, por la Universidad de la Habana, profesión que practicó, aunque a desganas, durante su vida adulta, pero que dejó de ejercer en 1961.
En 1950 publicó crónicas semanales en El País y Excélsior. También tiene colaboraciones en Social, Grafos, Diario de la Marina, El Mundo, Revista Cubana, Revista Bimestre Cubana, Orígenes.
Ha ofrecido conferencias y lecturas, tanto en Cuba, como en Hispanoamérica y en España.
Recibio muchos premios, entre los que podemos mencionar: Orden Carlos Manuel de Céspedes, Orden Félix Varela, Distinción por la Cultura Nacional y Medalla Alejo Carpentier (Cuba) y Orden de Alfonso X el Sabio (España). Fue galardonada con el Premio Nacional de la Literatura (1987), Premio de la Crítica (1991) y Premio Miguel de Cervantes (1992). Murió en la Habana en 1997.
"No te nombro; pero estás en mí como la música en la garganta del ruiseñor aunque no esté cantando."
Yo te fui desnudando de ti mismo...

Yo te fui desnudando de ti mismo,
de los «tus» superpuestos que la vida
te había ceñido...
Te arranqué la corteza -entera y dura-
que se creía fruta, que tenía
la forma de la fruta.
Y ante el asombro vago de tus ojos
surgiste con tus ojos aún velados
de tinieblas y asombros...

Surgiste de ti mismo; de tu misma
sombra fecunda, intacto y desgarrado
en alma viva...






Gabriela Mistral (1889-1957)

ATARDECER
Siento mi corazón en la dulzura
fundirse como ceras:
son un óleo tardo
y no un vino mis venas,
y siento que mi vida se va huyendo
callada y dulce como la gacela.



por Graciela , 10/02/2010
Lucila Godoy, conocida mejor como Gabriela Mistral, escritora chilena, paso los primeros anos de su vida en un area rural de Vicuña, tuvo una niñez difícil en uno de los parajes más desolados de Chile, lo que me hace pensar que contribullo a su gran sencibiliad y a la necesidad de expresarse a travez de la escritura teniendo asi solo 15 años cuando publicó sus primeros versos en la prensa local, y empezó a estudiar para maestra.
Se dice que fue triste, “una niña huraña como son los grillos oscuros cuando es de día, como es el lagarto verde, bebedor de sol”, y aprendió a conocer las montañas de Elqui como las palmas de sus manos, sacando cuentas del pliegue del arbusto y del color de la piedra eterna. Se identifico con la natualeza de tal manera que llego a llamarle padre a los cerros y le da vida a todo a su alrrededor, le escribe a todo, le pone setimientos y signifcado a las cosas y escribia y escribia todo el tiempo de manana y de noche, “fui criatura estable de mi raza y mi país, escribí lo que veía o tenía muy inmediato, sobre la carne caliente del asunto. Desde que soy criatura vagabunda, desterrada voluntaria, parece que no escribo sino en medio de un vaho de fantasmas".
Mezclo prosa y poesia y escribió para diversos fines, en distintas circunstancias y en muy variados géneros: discursos públicos, oraciones, reflexiones, ensayos, recados, artículos, semblanzas, homenajes, recomendaciones, declaración de principios, etc.
Las cartas de amor de Gabriela Mistral han sido divulgadas y estudiadas y hoy queria referirme a las cartas dirigidas a Manuel Magallanes Moure, conocido poeta de la chileno de la época, entre1913 y 1922.
Lucila/Gabriela, se niega a la relación amorosa en persona e intentará mantener el amor sólo a través de la escritura, como hacen mucho amantes hoy en dia que se conocen solo por intenet, aunque en la epoca de Gabriela se trataba solo del correo postal con la inevitable espera y ansiedad por la respesta que nunca se sabia cuando llegaria, asi mantuvieron correspondencia durante los dos pimeros anos de la relacion sin haberse visto nunca en persona, probablemente en= el año 1921.
No le da importancia al aspecto fisicoy en estas cartas se describe a ella misma como fea, insensible, ruda, tosca.
"Alguna vez he pensado en mandarte un retrato mío en que esté parecida (porque el que tú conoces es muy otro) ¡pero eso es ineficaz ! Tu imaginación siempre pondría luz en los ojos, gracia en la boca. Y algo más : lo que más ha de disgustarte en mí, eso que la gente llama el modo de una persona, no se ve en un retrato. Soy seca, soy dura y soy cortante. El amor me hará otra contigo, pero no podrá rehacerme del todo. Además, tardo mucho en cobrara familiaridad con las personas. Este dato te dirá mucho : no tuteo absolutamente a nadie. Ni a los niños. Y esto no por dulzura, sino por frialdad, por la lejanía que hay entre los seres y mi corazón."
Se considero una personqa amarga y triste, "Cada día veo más claramente las diferencias dolorosas que hay entre Ud. -luna, jazmines, rosas- y yo, una cuchilla repleta de sombra, abierta en una tierra agria. Porque mi dulzura, cuando la tengo, no es natural, es una cosa de fatiga, de exceso de dolor, o bien, es un poco de agua clara que a costa de flagelarme me he reunido en el hueco de la mano, para dar de beber a alguien, cuyos labios resecos me llenaron de ternura y de pena."
Asi describe el amor, "Ud. que sabe del amor a todo lo que vive habrá sentido que ese estado de simpatía es una felicidad. (Puede llegar al éxtasis.) Bueno; este estado de fe a que le he aludido se parece mucho a ese estado de arrobo que da ese amor. de ahí que el que ama se parezca mucho al que cree y de ahí que la fe pueda llenar el sitio que el amor debió llenar en un alma. santa Teresa y los místicos conocieron, dentro de la exaltación espiritual, el estado del amor como el más apasionado de los mortales; no les quedó ignorado ese estado; tal cosa fue una inferioridad; lo conocieron enorme y arrebatador en sus éxtasis. ¡Se parecen tanto el rezar y el querer intenso!"
y luego :
"No. Yo no soy capaz de enseñarle nada y todo lo que puedo hacer por Ud. es matar sus ocios con cartas largas que le devoren una hora de fastidio.

"Hoy me he visto tan miserable que he desesperado de ser capaz de hacer bien. A nadie, a nadie puede dar nada quien nada tiene. ¡Dulzura ! me he dicho. Pero si no la poseo. ¡Consolación ! Si eres torpe y donde cae tu mano es para herir. Y este demonio me ha azuzado cruelmente. No es a los demás a quienes odio en estos días, es a mí, a mí. No sé, el negror de los pinares se me entró en el espíritu.
Al final de la carta, dice "Espero lavarme de mi lodo de pesimismo y estar limpia para mi próxima." a fin de evitar que pueda romperse la comunicación.
Le pregunta en una de esas cartas a su amado "Tú ¿me querrás fea ? Tú ¿me querrás antipática ? Tú ¿me querrás como soy ?"............................."(...) no quiero obligarte a ser falso, besándome con repugnancia, (...)"
"Tienes razón cuando me dices que me consolaré. Tú sabes que de otro amor se hizo el tuyo en mí. Yo también me sé todo lo mujer que soy, todo lo pobre criatura de miseria, para volver a querer."
"Yo te lo digo por la última vez y con más energía que nunca, no soy digna de atar las correas de tu calzado. Soy una pobre mujer."
Poema Amo Amor    de Gabriela Mistral
Anda libre en el surco, bate el ala en el viento,
late vivo en el sol y se prende al pinar.
No te vale olvidarlo como al mal pensamiento:
¡le tendrás que escuchar!
Habla lengua de bronce y habla lengua de ave,
ruegos tímidos, imperativos de mar.
No te vale ponerle gesto audaz, ceño grave:
¡lo tendrás que hospedar!
Gasta trazas de dueño; no le ablandan excusas.
Rasga vasos de flor, hiende el hondo glaciar.
No te vale decirle que albergarlo rehúsas:
¡lo tendrás que hospedar!
Tiene argucias sutiles en la réplica fina,
argumentos de sabio, pero en voz de mujer.
Ciencia humana te salva, menos ciencia divina:
¡le tendrás que creer!
Te echa venda de lino; tú la venda toleras.
Te ofrece el brazo cálido, no le sabes huir.
Echa a andar, tú le sigues hechizada aunque vieras
¡que eso para en morir!
Besos
Besos
BESOS


Hay besos que pronuncian por sí solos
la sentencia de amor condenatoria,
hay besos que se dan con la mirada
hay besos que se dan con la memoria.

Hay besos silenciosos, besos nobles
hay besos enigmáticos, sinceros
hay besos que se dan sólo las almas
hay besos por prohibidos, verdaderos.

Hay besos que calcinan y que hieren,
hay besos que arrebatan los sentidos,
hay besos misteriosos que han dejado
mil sueños errantes y perdidos.

Hay besos problemáticos que encierran
una clave que nadie ha descifrado,
hay besos que engendran la tragedia
cuantas rosas en broche han deshojado.

Hay besos perfumados, besos tibios
que palpitan en íntimos anhelos,
hay besos que en los labios dejan huellas
como un campo de sol entre dos hielos.

Hay besos que parecen azucenas
por sublimes, ingenuos y por puros,
hay besos traicioneros y cobardes,
hay besos maldecidos y perjuros.
Judas besa a Jesús y deja impresa
en su rostro de Dios, la felonía,
mientras la Magdalena con sus besos
fortifica piadosa su agonía.
Desde entonces en los besos palpita
el amor, la traición y los dolores,
en las bodas humanas se parecen
a la brisa que juega con las flores.
Hay besos que producen desvaríos
de amorosa pasión ardiente y loca,
tú los conoces bien son besos míos
inventados por mí, para tu boca.
Besos de llama que en rastro impreso
llevan los surcos de un amor vedado,
besos de tempestad, salvajes besos
que solo nuestros labios han probado.
¿Te acuerdas del primero...? Indefinible;
cubrió tu faz de cárdenos sonrojos
y en los espasmos de emoción terrible,
llenaron sé de lágrimas tus ojos.
¿Te acuerdas que una tarde en loco exceso
te vi celoso imaginando agravios,
te suspendí en mis brazos... vibró un beso,
y qué viste después...? Sangre en mis labios.

Yo te enseñe a besar: los besos fríos
son de impasible corazón de roca,
yo te enseñé a besar con besos míos
inventados por mí, para tu boca.
Por Graciela, 10 de febrero 2010