Wednesday, June 30, 2010
-te estraño........
Canción a la mujer lejana,
poema de JOSE ANGEL BUESA
En ti recuerdo una mujer lejana,
lejana de mi amor y de mi vida.
A la vez diferente y parecida,
como el atardecer y la mañana.
En ti despierta esa mujer que duerme
con tantas semejanzas misteriosas
que muchas veces te pregunto cosas
que solo ella podría responderme.
Y te digo que es bella, porque es bella,
pero no se decir, cuando lo digo,
si pienso en ella porque estoy contigo
o estoy contigo por pensar en ella.
Y sin embargo si el azar mañana
me enfrenta con ella de repente
no seguiría a la mujer ausente
por retener a la mujer cercana.
Y sin amarte mas, pero tampoco
sin separar tu mano de la mía,
al verla simplemente te diría:
"Esa mujer se te parece un poco".
En ti recuerdo una mujer lejana,
lejana de mi amor y de mi vida.
A la vez diferente y parecida,
como el atardecer y la mañana.
En ti despierta esa mujer que duerme
con tantas semejanzas misteriosas
que muchas veces te pregunto cosas
que solo ella podría responderme.
Y te digo que es bella, porque es bella,
pero no se decir, cuando lo digo,
si pienso en ella porque estoy contigo
o estoy contigo por pensar en ella.
Y sin embargo si el azar mañana
me enfrenta con ella de repente
no seguiría a la mujer ausente
por retener a la mujer cercana.
Y sin amarte mas, pero tampoco
sin separar tu mano de la mía,
al verla simplemente te diría:
"Esa mujer se te parece un poco".
creado y editado para ustedes por graciela, para los que han amado alguna vez, para los que aman, para los que sueñan, para los que extrañan y esperan...
Sunday, June 27, 2010
Poema de las cosas, José Angel Buesa..
Quizás estando sola, de noche, en tu aposento
Oirás que alguien te llama sin que tú sepas quién
Y aprenderás entonces, que hay cosas como el viento
Que existen ciertamente, pero que no se ven
Y también es posible que una tarde de hastío
Como florece un surco, te renazca un afán
Y aprenderás entonces que hay cosas como el río
Que se están yendo siempre, pero que no se van.
O al cruzar una calle, tu corazón risueño
Recordará una pena que no tuviste ayer
Y aprenderás entonces que hay cosas como el sueño,
Cosas que nunca han sido, pero que pueden ser.
Por más que tú prefieras ignorar estas cosas
Sabrás por qué suspiras oyendo una canción
Y aprenderás entonces que hay cosas como rosas,
Cosas que son hermosas sin saber que lo son.
Oirás que alguien te llama sin que tú sepas quién
Y aprenderás entonces, que hay cosas como el viento
Que existen ciertamente, pero que no se ven
Y también es posible que una tarde de hastío
Como florece un surco, te renazca un afán
Y aprenderás entonces que hay cosas como el río
Que se están yendo siempre, pero que no se van.
O al cruzar una calle, tu corazón risueño
Recordará una pena que no tuviste ayer
Y aprenderás entonces que hay cosas como el sueño,
Cosas que nunca han sido, pero que pueden ser.
Por más que tú prefieras ignorar estas cosas
Sabrás por qué suspiras oyendo una canción
Y aprenderás entonces que hay cosas como rosas,
Cosas que son hermosas sin saber que lo son.
Y una tarde cualquiera sentirás que te has ido
Y un soplo de ceniza regará tu jardín
Y aprenderás entonces que el tiempo y el olvido
Son las únicas cosas que nunca tienen fin.
Y un soplo de ceniza regará tu jardín
Y aprenderás entonces que el tiempo y el olvido
Son las únicas cosas que nunca tienen fin.
José Angel Buesa..
Saturday, June 26, 2010
Jose Angel Bueza, elegia para nosotros
Elegía para nosotros
Erguida en tu silencio y en tu orgullo,
no sé con qué señor que te enamora,
comentas a manera de murmullo:
¡Mirad ese es el hombre que me adora!
Yo paso como siempre, absorto,... mudo,
y tú nerviosamente te sonríes,
sabiendo que detrás de mi saludo,
te ahondas y después te me deslíes.
Yo sé que ni te busco, ni te sigo,
que nada te mendigo, ni reclamo,
comento, nada más con un amigo:
"Esa es la mujer que yo más amo".
Yo sé que mi cariño recriminas,
es claro tú no entiendes de esas cosas,
qué sabe del perfume y las espinas,
quien nunca estuvo al lado de las rosas.
Tú sabes que jamás suplico nada,
y me sabes cautivo de tus huellas,
que vivo en la región de tu mirada,
y comparto contigo las estrellas.
Un día nos veremos nuevamente,
y es lógico que bajes la cabeza,
tendrás muchas arrugas en la frente,
y el rostro entristecido y sin belleza.
Serás menos sensual en la cadera,
tus ojos no tendrán aquel hechizo,
y aún murmuraré- ¡Si me quisiera!
tú sólo pensarás: ¡Cuánto me quiso!
Erguida en tu silencio y en tu orgullo,
no sé con qué señor que te enamora,
comentas a manera de murmullo:
¡Mirad ese es el hombre que me adora!
Yo paso como siempre, absorto,... mudo,
y tú nerviosamente te sonríes,
sabiendo que detrás de mi saludo,
te ahondas y después te me deslíes.
Yo sé que ni te busco, ni te sigo,
que nada te mendigo, ni reclamo,
comento, nada más con un amigo:
"Esa es la mujer que yo más amo".
Yo sé que mi cariño recriminas,
es claro tú no entiendes de esas cosas,
qué sabe del perfume y las espinas,
quien nunca estuvo al lado de las rosas.
Tú sabes que jamás suplico nada,
y me sabes cautivo de tus huellas,
que vivo en la región de tu mirada,
y comparto contigo las estrellas.
Un día nos veremos nuevamente,
y es lógico que bajes la cabeza,
tendrás muchas arrugas en la frente,
y el rostro entristecido y sin belleza.
Serás menos sensual en la cadera,
tus ojos no tendrán aquel hechizo,
y aún murmuraré- ¡Si me quisiera!
tú sólo pensarás: ¡Cuánto me quiso!
Friday, June 25, 2010
José Angel Buesa, Elegía para mi y para ti
Yo seguiré soñando mientras pasa la vida,
y tú te irás borrando lentamente de mi sueño.
Un año y otro año caerán como hojas secas
de las ramas del árbol milenario del tiempo,
y tu sonrisa, llena de claridad de aurora,
se alejará en la sombra creciente del recuerdo.
Yo seguiré soñando mientras pasa la vida,
y quizá, poco a poco, dejaré de hacer versos,
bajo el vulgar agobio de la rutina diaria,
de las desilusiones y los aburrimientos.
Tú, que nunca soñaste mas que cosas posibles,
dejarás, poco a poco, de mirarte al espejo.
Acaso nos veremos un día, casualmente,
al cruzar una calle, y nos saludaremos.
Yo pensaré quizá: " Qué linda es todavía."
Tú quizá pensarás: " Se está poniendo viejo "
Tú irás sola, o con otro. Yo iré solo o con otra.
o tú irás con un hijo que debiera ser nuestro.
Y seguirá muriendo la vida, año tras año,
igual que un río oscuro que corre hacia el silencio.
Un amigo, algún día, me dirá que te ha visto,
o una canción de entonces me traerá tu recuerdo.
Y en estas noches tristes de quietud y de estrellas,
pensaré en ti un instante, pero cada vez menos....
Y pasará la vida. Yo seguiré soñando;
pero ya no habrá un nombre de mujer en mi sueño.
Yo ya te habré olvidado definitivamente
y sobre mis rodillas retozarán mis nietos.
(Y quizá, para entonces, al cruzar una calle,
nos vimos frente a frente, ya sin reconocernos.)
Y una tarde de sol me cubrirán de tierra,
las manos para siempre cruzadas sobre el pecho.
Tú, con los ojos tristes y los cabellos blancos,
te pasarás las horas bostezando y tejiendo.
Y cada primavera renacerán las rosa,
aunque ya tú estés vieja, y aunque yo me haya muerto.
y tú te irás borrando lentamente de mi sueño.
Un año y otro año caerán como hojas secas
de las ramas del árbol milenario del tiempo,
y tu sonrisa, llena de claridad de aurora,
se alejará en la sombra creciente del recuerdo.
Yo seguiré soñando mientras pasa la vida,
y quizá, poco a poco, dejaré de hacer versos,
bajo el vulgar agobio de la rutina diaria,
de las desilusiones y los aburrimientos.
Tú, que nunca soñaste mas que cosas posibles,
dejarás, poco a poco, de mirarte al espejo.
Acaso nos veremos un día, casualmente,
al cruzar una calle, y nos saludaremos.
Yo pensaré quizá: " Qué linda es todavía."
Tú quizá pensarás: " Se está poniendo viejo "
Tú irás sola, o con otro. Yo iré solo o con otra.
o tú irás con un hijo que debiera ser nuestro.
Y seguirá muriendo la vida, año tras año,
igual que un río oscuro que corre hacia el silencio.
Un amigo, algún día, me dirá que te ha visto,
o una canción de entonces me traerá tu recuerdo.
Y en estas noches tristes de quietud y de estrellas,
pensaré en ti un instante, pero cada vez menos....
Y pasará la vida. Yo seguiré soñando;
pero ya no habrá un nombre de mujer en mi sueño.
Yo ya te habré olvidado definitivamente
y sobre mis rodillas retozarán mis nietos.
(Y quizá, para entonces, al cruzar una calle,
nos vimos frente a frente, ya sin reconocernos.)
Y una tarde de sol me cubrirán de tierra,
las manos para siempre cruzadas sobre el pecho.
Tú, con los ojos tristes y los cabellos blancos,
te pasarás las horas bostezando y tejiendo.
Y cada primavera renacerán las rosa,
aunque ya tú estés vieja, y aunque yo me haya muerto.
Thursday, June 24, 2010
Manuel Acuña
por Manuel Acuña(1849-1873)
El poeta se suicidó a los 24 años por causa de este fatal amor con una mujer casada.
Pues bien, yo necesito decirte que te adoro,
El poeta se suicidó a los 24 años por causa de este fatal amor con una mujer casada.
Pues bien, yo necesito decirte que te adoro,
decirte que te quiero con todo el corazón;
que es mucho lo que sufro, que es mucho lo que lloro,
que ya no puedo tanto, y al grito que te imploro
te imploro y te hablo en nombre de mi última ilusión.
que es mucho lo que sufro, que es mucho lo que lloro,
que ya no puedo tanto, y al grito que te imploro
te imploro y te hablo en nombre de mi última ilusión.
De noche cuando pongo mis sienes en la almohada,
y hacia otro mundo quiero mi espíritu volver,
camino mucho, mucho y al fin de la jornada
las formas de mi madre se pierden en la nada,
las formas de mi madre se pierden en la nada,
y tú de nuevo vuelves en mi alma a aparecer.
Comprendo que tus besos jamás han de ser míos;
comprendo que en tus ojos no me he de ver jamás;
y te amo, y en mis locos y ardientes desvaríos
bendigo tus desdenes, adoro tus desvíos,
y en vez de amarte menos te quiero mucho más.
A veces pienso en darte mi eterna despedida,
borrarte en mis recuerdos y huir de esta pasión;
mas si es en vano todo y mi alma no te olvida,
¡qué quieres tú que yo haga pedazo de mi vida;
mas si es en vano todo y mi alma no te olvida,
¡qué quieres tú que yo haga pedazo de mi vida;
qué quieres tú que yo haga con este corazón!
Y luego que ya estaba? concluido el santuario,
la lámpara encendida tu velo en el altar
el sol de la mañana detrás del campanario,
chispeando las antorchas, humeando el incensario,
y abierta allá a lo lejos la puerta del hogar...
Yo quiero que tú sepas que ya hace muchos días
estoy enfermo y pálido de tanto no dormir;
que ya se han muerto todas las esperanzas mías;
que están mis noches negras, tan negras y sombrías
que ya no sé ni dónde se alzaba el porvenir.
¡Que hermoso hubiera sido vivir bajo aquel techo.
los dos unidos siempre y amándonos los dos;
tú siempre enamorada, yo siempre satisfecho,
los dos, un alma sola, los dos, un solo pecho,
y en medio de nosotros mi madre como un Díos!
¡Figúrate qué hermosas las horas de la vida!¡
Qué dulce y bello el viaje por una tierra así!
Y yo soñaba en eso, mi santa prometida,
y al delirar en eso con alma estremecida,
pensaba yo en ser bueno por ti, no más por ti.
Qué dulce y bello el viaje por una tierra así!
Y yo soñaba en eso, mi santa prometida,
y al delirar en eso con alma estremecida,
pensaba yo en ser bueno por ti, no más por ti.
Bien sabe Díos que ése era mi más hermoso sueño,
mi afán y mi esperanza, mi dicha y mi placer;
¡bien sabe Díos que en nada cifraba yo mi empeño,
sino en amarte mucho en el hogar risueño
que me envolvió en sus besos cuando me vio nacer
mi afán y mi esperanza, mi dicha y mi placer;
¡bien sabe Díos que en nada cifraba yo mi empeño,
sino en amarte mucho en el hogar risueño
que me envolvió en sus besos cuando me vio nacer
!Esa era mi esperanza...mas ya que a sus fulgores
se opone el hondo abismo que existe entre los dos,
¡adiós por la última vez, amor de mis amores;
la luz de mis tinieblas, la esencia de mis flores,
mi mira de poeta,mi juventud, adiós!
Wednesday, June 23, 2010
Jose Angel Buesa, 4, hoy, por Amador Peña Chavez
Carta del profesor y amigo Amador Peña Chavez, desde Mexico,
Monclova, Coah., 10 de mayo del 2010
Estimada Graciela:
Dada la cobertura que le has dado al poeta cubano José Ángel Buesa, quiero compartirte dos poemas que me sé de memoria de dicho personaje quien en mi época de estudiante influyó mucho en mi forma de concebir la poesía, que como la de este autor es neo-romántica.
A finales de los 60’s, cursaba Lengua y Literatura en la Normal de Monterrey N.L. el asesor de Declamación y Poesía nos anunció que había llegado Buesa a Monterrey y había sido empleado por la Primera Dama del Estado en “Asuntos de Cultura”, que estaría en los Domingos Culturales que se efectuaban en el Teatro al Aire Libre de la Alameda Central de dicha ciudad regiomontana.
Nos preparamos como no te imaginas, yo me memoricé y preparé para declamar los dos poemas que te envío, mis compañeros prepararon otros de dicho poeta. Antes de iniciar preguntamos por él para dedicarle nuestra actuación, pero nos notificaron que no había acudido por razones que se desconocen y que no estábamos a nivel para que nos explicaran.
Las declamamos y anunciamos que se las dedicábamos al autor que aunque no estaba presente se encontraba para nuestra fortuna en la ciudad. Se vinieron otros problemas estudiantiles, tú recordarás esos años tan difíciles para nuestro país que ser estudiante era casi un delito, no lo conocí personalmente, pero sus poemas los he declamado el resto de mi vida en la primera ocasión que se presente.
Si tuvieras oportunidad de publicarlos me daría mucho gusto.
Un fuerte abrazo.
Amador Peña Chávez
SE DEJA DE QUERER
Se deja de querer, y no se sabe
por qué se deja de querer:
Es como abrir la mano y encontrarla vacía,
y no saber, de pronto, qué cosa se nos fue.
Se deja de querer, y es como un río
cuya corriente fresca ya no calma la sed;
como andar en otoño sobre las hojas secas,
y pisar la hoja verde que no debió caer.
Se deja de querer, y es como el ciego
que aún dice adiós, llorando, después que pasó el tren;
o como quien despierta recordando un camino,
pero ya sólo sabe que regresó por él.
Se deja de querer, como quien deja
de andar por una calle, sin razón, sin saber;
y es hallar un diamante brillando en el rocío,
y que, ya al recogerlo, se evapore también.
Se deja de querer, y es como un viaje
detenido en la sombra, sin seguir ni volver;
y es cortar una rosa para adornar la mesa
y que el viento deshoje la rosa en el mantel.
Se deja de querer, y es como un niño
que ve cómo naufragan sus barcos de papel;
o escribir en la arena la fecha de mañana
y que el mar se la lleve con el nombre de ayer.
Se deja de querer, y es como un libro
que, aun abierto hoja a hoja, quedó a medio leer;
y es como la sortija que se quitó del dedo,
y sólo así supimos que se marcó en la piel.
Se deja de querer, y no se sabe
por qué se deja de querer...
Monclova, Coah., 10 de mayo del 2010
Estimada Graciela:
Dada la cobertura que le has dado al poeta cubano José Ángel Buesa, quiero compartirte dos poemas que me sé de memoria de dicho personaje quien en mi época de estudiante influyó mucho en mi forma de concebir la poesía, que como la de este autor es neo-romántica.
A finales de los 60’s, cursaba Lengua y Literatura en la Normal de Monterrey N.L. el asesor de Declamación y Poesía nos anunció que había llegado Buesa a Monterrey y había sido empleado por la Primera Dama del Estado en “Asuntos de Cultura”, que estaría en los Domingos Culturales que se efectuaban en el Teatro al Aire Libre de la Alameda Central de dicha ciudad regiomontana.
Nos preparamos como no te imaginas, yo me memoricé y preparé para declamar los dos poemas que te envío, mis compañeros prepararon otros de dicho poeta. Antes de iniciar preguntamos por él para dedicarle nuestra actuación, pero nos notificaron que no había acudido por razones que se desconocen y que no estábamos a nivel para que nos explicaran.
Las declamamos y anunciamos que se las dedicábamos al autor que aunque no estaba presente se encontraba para nuestra fortuna en la ciudad. Se vinieron otros problemas estudiantiles, tú recordarás esos años tan difíciles para nuestro país que ser estudiante era casi un delito, no lo conocí personalmente, pero sus poemas los he declamado el resto de mi vida en la primera ocasión que se presente.
Si tuvieras oportunidad de publicarlos me daría mucho gusto.
Un fuerte abrazo.
Amador Peña Chávez
SE DEJA DE QUERER
Se deja de querer, y no se sabe
por qué se deja de querer:
Es como abrir la mano y encontrarla vacía,
y no saber, de pronto, qué cosa se nos fue.
Se deja de querer, y es como un río
cuya corriente fresca ya no calma la sed;
como andar en otoño sobre las hojas secas,
y pisar la hoja verde que no debió caer.
Se deja de querer, y es como el ciego
que aún dice adiós, llorando, después que pasó el tren;
o como quien despierta recordando un camino,
pero ya sólo sabe que regresó por él.
Se deja de querer, como quien deja
de andar por una calle, sin razón, sin saber;
y es hallar un diamante brillando en el rocío,
y que, ya al recogerlo, se evapore también.
Se deja de querer, y es como un viaje
detenido en la sombra, sin seguir ni volver;
y es cortar una rosa para adornar la mesa
y que el viento deshoje la rosa en el mantel.
Se deja de querer, y es como un niño
que ve cómo naufragan sus barcos de papel;
o escribir en la arena la fecha de mañana
y que el mar se la lleve con el nombre de ayer.
Se deja de querer, y es como un libro
que, aun abierto hoja a hoja, quedó a medio leer;
y es como la sortija que se quitó del dedo,
y sólo así supimos que se marcó en la piel.
Se deja de querer, y no se sabe
por qué se deja de querer...
POEMA DE LA DESPEDIDA
Te digo adiós si acaso te quiero todavía
quizás no he de olvidarte... Pero te digo adiós
no se si me quisiste... No se si te quería
o tal vez nos quisimos demasiado los dos.
Este cariño triste y apasionado y loco
me lo sembré en el alma para quererte a ti.
no se si te amé mucho... No se si te amé poco,
pero si sé que nunca volveré a amar así.
Me queda tu sonrisa dormida en mi recuerdo
y el corazón me dice que no te olvidaré.
pero al quedarme solo... Sabiendo que te pierdo,
tal vez empiezo a amarte como jamás te amé.
Te digo adiós y acaso con esta despedida
mi más hermoso sueño muere dentro de mí.
pero te digo adiós para toda la vida,
aunque toda la vida siga pensando en ti.
JOSÉ ÁNGEL BUESA
JOSE ANGEL BUESA, Desde este mismo instante seremos dos extraños..
Elegía lamentable
Desde este mismo instante seremos dos extraños
por estos pocos días, quien sabe cuántos años...
yo seré en tu recuerdo como un libro prohibido
uno de esos que nadie confiesa haber leído.
Y así mañana, al vernos en la calle, al ocaso,
tú bajaras los ojos y apretarás el paso,
y yo, discretamente, me cambiaré de acera,
o encenderé un cigarro, como si no te viera...
Desde este mismo instante seremos dos extraños
por estos pocos días, quien sabe cuántos años...
yo seré en tu recuerdo como un libro prohibido
uno de esos que nadie confiesa haber leído.
Y así mañana, al vernos en la calle, al ocaso,
tú bajaras los ojos y apretarás el paso,
y yo, discretamente, me cambiaré de acera,
o encenderé un cigarro, como si no te viera...
Seremos dos extraños desde este mismo instante
y pasarán los meses, y tendrás otro amante:
y como eres bonita, sentimental y fiel,
quizás, andando el tiempo, te casarás con él.
Y ya, más que un esposo será como un amigo,
aunque nunca le cuentes que has soñado conmigo,
y aunque, tras tu sonrisa, de mujer satisfecha,
se te empañen los ojos, al llegar una fecha.
Acaso, cuando llueva, recordarás un día
en que estuvimos juntos y en que también llovía.
Y quizás nunca más te coloques aquel traje
de terciopelo verde, con adornos de encaje.
O harás un gesto mío, tal vez sin darte cuenta,
cuando dobles tu almohada con mano soñolienta.
Y domingo a domingo, cuando vayas a misa,
de tu casa a la iglesia, perderás tu sonrisa.
¿Qué más puedo decirte? Serás la esposa honesta
que abanica al marido cuando ronca la siesta:
y tras fregar los platos y tras tender las camas,
te pasarás las noches sacando crucigramas...
Y así, años y años, hasta que, finalmente,
te morirás un día, como toda la gente.
Y voces que aún no existen sollozarán tu nombre,
y cerrarán tus ojos los hijos de otro hombre.
http://www.southernjourneys.co.za/
Tuesday, June 22, 2010
Manuel Mur Oti, El duelo...
¿Qué cómo fue, señora...?
Como son las cosas cuando son del alma.
Ella era muy linda, y él era muy hombre,
y yo la quería, y ella me adoraba;
pero él, hecho sombras, se me interponía,
y todas las noches, junto a la ventana,
fragantes manojos de rosas había
y rojos claveles y dalias de nácar.
Y cuando las sombras cubrían las cosas
y en el ancho cielo la luna brillaba,
de entre las palmeras brotaba su canto
y como una flecha a su casa llegaba.
¡Cómo la quería!...
¡Cómo le cantaba sus ansias de amores
y cómo vibraba con él su guitarra!.
Y yo, tras las palmas, con rabia le oía,
y entre canto y canto colgaba una lágrima.
Lágrima de hombre, no crea otra cosa,
que los hombres lloran como las mujeres
porque tienen débil, como ellas, el alma.
No pude evitarlo... La envidia es muy negra
y la pena de amor es muy mala,
y cuando la sangre se enrabia en las venas,
no hay quien pueda, señora, calmarla...
Y una noche..., ¡lo que hacen los celos!,
lo esperé allá abajo, junto a la cañada;
retumbaba el trueno, llovía, y el río,
igual que mis venas hinchado bajaba.
Al fin, a lo lejos, lo vi entre las sombra;,
venía cantando su loca esperanza;
en el cinto colgaba el machete;
bajo el brazo, la alegre guitarra.
Llegó hasta mi lado, tranquilo, sereno;
me clavó en los ojos su fría mirada;
me dijo: -“¿Me espera?”...
le dije: -“¡Te espero!...
”y no nos hablamos ni media palabra.
Que era bravo el hombre,
bravo cual los hombres machos,
y los hombres machos pelean, no hablan.
¡Cómo la quería!...
El machete dijo su amor y sus ansias,
roncaba su pecho, brillaban sus ojos,
y entre golpe y golpe
¡ponía su alma!.
No fue lucha de hombres,
fue lucha de toros,
eso bien lo sabe la vieja cañada;
pero más que el amor y el ensueño
pudieron la envidia y la rabia,
y al fin mi machete lo dejó tendido sobre su guitarra...
No tema, señora, son cosas pasadas...
Todavía en el suelo me dijo llorando:
”Quiérela..., ¡que es buena!...
¡Quiérela... ¡que es santa!...
Quiérela... como yo la he querido,
que aunque muero...,
¡la llevo metida en el alma!
Y tuve celos, señora, del que así me hablaba
y tuve celos de aquel que moría
y aun muriendo la amaba...
Y la sangre cegó mis pupilas,
y el machete en la mano
temblóme con rabia, lo hundí
en su pecho con odio y con furia y rasgué
su carne buscándole el alma...
Porque en el alma se llevaba mi hembra...,
y yo no quería que se la llevara.
Manuel Mur Oti
Como son las cosas cuando son del alma.
Ella era muy linda, y él era muy hombre,
y yo la quería, y ella me adoraba;
pero él, hecho sombras, se me interponía,
y todas las noches, junto a la ventana,
fragantes manojos de rosas había
y rojos claveles y dalias de nácar.
Y cuando las sombras cubrían las cosas
y en el ancho cielo la luna brillaba,
de entre las palmeras brotaba su canto
y como una flecha a su casa llegaba.
¡Cómo la quería!...
¡Cómo le cantaba sus ansias de amores
y cómo vibraba con él su guitarra!.
Y yo, tras las palmas, con rabia le oía,
y entre canto y canto colgaba una lágrima.
Lágrima de hombre, no crea otra cosa,
que los hombres lloran como las mujeres
porque tienen débil, como ellas, el alma.
No pude evitarlo... La envidia es muy negra
y la pena de amor es muy mala,
y cuando la sangre se enrabia en las venas,
no hay quien pueda, señora, calmarla...
Y una noche..., ¡lo que hacen los celos!,
lo esperé allá abajo, junto a la cañada;
retumbaba el trueno, llovía, y el río,
igual que mis venas hinchado bajaba.
Al fin, a lo lejos, lo vi entre las sombra;,
venía cantando su loca esperanza;
en el cinto colgaba el machete;
bajo el brazo, la alegre guitarra.
Llegó hasta mi lado, tranquilo, sereno;
me clavó en los ojos su fría mirada;
me dijo: -“¿Me espera?”...
le dije: -“¡Te espero!...
”y no nos hablamos ni media palabra.
Que era bravo el hombre,
bravo cual los hombres machos,
y los hombres machos pelean, no hablan.
¡Cómo la quería!...
El machete dijo su amor y sus ansias,
roncaba su pecho, brillaban sus ojos,
y entre golpe y golpe
¡ponía su alma!.
No fue lucha de hombres,
fue lucha de toros,
eso bien lo sabe la vieja cañada;
pero más que el amor y el ensueño
pudieron la envidia y la rabia,
y al fin mi machete lo dejó tendido sobre su guitarra...
No tema, señora, son cosas pasadas...
Todavía en el suelo me dijo llorando:
”Quiérela..., ¡que es buena!...
¡Quiérela... ¡que es santa!...
Quiérela... como yo la he querido,
que aunque muero...,
¡la llevo metida en el alma!
Y tuve celos, señora, del que así me hablaba
y tuve celos de aquel que moría
y aun muriendo la amaba...
Y la sangre cegó mis pupilas,
y el machete en la mano
temblóme con rabia, lo hundí
en su pecho con odio y con furia y rasgué
su carne buscándole el alma...
Porque en el alma se llevaba mi hembra...,
y yo no quería que se la llevara.
Manuel Mur Oti
Monday, June 21, 2010
JOSE ANGEL BUESA, Puedo
Puedo tocar tu mano sin que tiemble la mia,
y no volver el rostro para verte pasar.
Puedo apretar mis labios un día y otro día...
y no puedo olvidar.
Puedo mirar tus ojos y hablar frívolamente,
casi aburridamente, sobre un tema vulgar,
puedo decir tu nombre con voz indiferente...
y no puedo olvidar.
Puedo estar a tu lado como si no estuviera,
y encontrarte cien veces, así como al azar....
puedo verte con otro, sin suspirar siquiera,
y no puedo olvidar.
Ya ves: tú no sospechas este secreto amargo,
más amargo y profundo que el secreto del mar...
porque puedo dejar de amarte,
y sin embargo...no te puedo olvidar!
Josè Angel Buesa
y no volver el rostro para verte pasar.
Puedo apretar mis labios un día y otro día...
y no puedo olvidar.
Puedo mirar tus ojos y hablar frívolamente,
casi aburridamente, sobre un tema vulgar,
puedo decir tu nombre con voz indiferente...
y no puedo olvidar.
Puedo estar a tu lado como si no estuviera,
y encontrarte cien veces, así como al azar....
puedo verte con otro, sin suspirar siquiera,
y no puedo olvidar.
Ya ves: tú no sospechas este secreto amargo,
más amargo y profundo que el secreto del mar...
porque puedo dejar de amarte,
y sin embargo...no te puedo olvidar!
Josè Angel Buesa
José Ángel Buesa, 3,
José Ángel Buesa, 3,
Su vida fue soñadora, tumultuosa, áspera lírica y batalladora en muchas ocasiones. Alternaba la escritura con las matemáticas, hasta que se hizo guionista radiofónico, y se hizo ya escritor profesional.
Muchos de sus poemas han sido traduced, al inglés, portugués, ruso, polaco, japonés y chino. Otros muchos han sido musicalizados o recitados en unos 40 discos de larga duración.
Fue también novelista y escritor de libretos para la radio y la televisión cubanas, también fue director de célebres programas
radiales en diversas emisoras.Buesa no cesó de escribir. Continuó en su afán incluso después de abandonar el país en 1963, para deambular por varias naciones y establecerse en la República Dominicana. Allí ejerció el magisterio universitario y lo encontró la muerte, un 14 de agosto de 1982.
Durante muchos años durmió en el olvido la poesía del bardo crucense, hasta que en 1997 la editorial Letras Cubanas editó su antología Pasarás por mi vida, una ventana abierta a los lectores para valorar por sí mismos al controvertido autor.
“La obra poética es indivisible en su unidad, aunque admite la clasificación teórica, y no puede ser repudiada por nadie,
ni siquiera por su propio autor.
El único fallo inapelable contra un poema, es el olvido; y, en realidad, un poema pertenece tanto a quien lo ha leído y lo recuerda como a aquel que lo escribió. “
HE VIVIDO MI VIDA... (José Angel Buesa)
Si fue larga o fue corta, si fue triste..., ya casi no me importa.
Y, aquí estoy, esperando, no sé bien lo que espero,
si el amor o la muerte..., lo que pasé primero.
Algo tuve algún día, lo perdí de algún modo
y, me dará lo mismo, cuando lo pierda todo.
Pero no me lamento de mi fortuna,
pues me queda un palacio de cristal en la Luna.
Y, por andar errante, por vivir el momento,
son tan buenos amigos, mi corazón y el viento.
Por eso y otras cosas, me deja indiferente,
allá y dondequiera, lo que diga la gente.
¿Trampas?, pues sí, hice algunas, pero mal jugador
pues, perdí más que nadie, con mis trampas de amor.
¿Pecados? sí, aunque leves, de esos que Dios perdona
porque, a pesar de todo, Dios no es mala persona.
Mentiras, dije muchas y de bello artificio
pero que, en un poeta, son cosas de oficio.
Y, en las cosas dudosas, si hice bien o mal,
ya arreglaremos cuentas en el juicio final.
Eso es todo...He vivido...
La vida que me queda puede tener dos caras,
igual que una moneda:
Una, de oro puro, la cara del pasado...
y, otra, la del presente, que es de plomo dorado.
Por lo demás... ya es tarde, pero no tengo prisa
y, esperaré la muerte con mi mejor sonrisa.
Y seguiré viviendo, de la misma manera,
que es vivir, cada instante, cómo una vida entera.
Mientras siguen andando, de un modo parecido,
los hombres con el tiempo y, el tiempo...hacia el olvido.
J. Angel Buesa
Su vida fue soñadora, tumultuosa, áspera lírica y batalladora en muchas ocasiones. Alternaba la escritura con las matemáticas, hasta que se hizo guionista radiofónico, y se hizo ya escritor profesional.
Muchos de sus poemas han sido traduced, al inglés, portugués, ruso, polaco, japonés y chino. Otros muchos han sido musicalizados o recitados en unos 40 discos de larga duración.
Fue también novelista y escritor de libretos para la radio y la televisión cubanas, también fue director de célebres programas
radiales en diversas emisoras.Buesa no cesó de escribir. Continuó en su afán incluso después de abandonar el país en 1963, para deambular por varias naciones y establecerse en la República Dominicana. Allí ejerció el magisterio universitario y lo encontró la muerte, un 14 de agosto de 1982.
Durante muchos años durmió en el olvido la poesía del bardo crucense, hasta que en 1997 la editorial Letras Cubanas editó su antología Pasarás por mi vida, una ventana abierta a los lectores para valorar por sí mismos al controvertido autor.
“La obra poética es indivisible en su unidad, aunque admite la clasificación teórica, y no puede ser repudiada por nadie,
ni siquiera por su propio autor.
El único fallo inapelable contra un poema, es el olvido; y, en realidad, un poema pertenece tanto a quien lo ha leído y lo recuerda como a aquel que lo escribió. “
HE VIVIDO MI VIDA... (José Angel Buesa)
Si fue larga o fue corta, si fue triste..., ya casi no me importa.
Y, aquí estoy, esperando, no sé bien lo que espero,
si el amor o la muerte..., lo que pasé primero.
Algo tuve algún día, lo perdí de algún modo
y, me dará lo mismo, cuando lo pierda todo.
Pero no me lamento de mi fortuna,
pues me queda un palacio de cristal en la Luna.
Y, por andar errante, por vivir el momento,
son tan buenos amigos, mi corazón y el viento.
Por eso y otras cosas, me deja indiferente,
allá y dondequiera, lo que diga la gente.
¿Trampas?, pues sí, hice algunas, pero mal jugador
pues, perdí más que nadie, con mis trampas de amor.
¿Pecados? sí, aunque leves, de esos que Dios perdona
porque, a pesar de todo, Dios no es mala persona.
Mentiras, dije muchas y de bello artificio
pero que, en un poeta, son cosas de oficio.
Y, en las cosas dudosas, si hice bien o mal,
ya arreglaremos cuentas en el juicio final.
Eso es todo...He vivido...
La vida que me queda puede tener dos caras,
igual que una moneda:
Una, de oro puro, la cara del pasado...
y, otra, la del presente, que es de plomo dorado.
Por lo demás... ya es tarde, pero no tengo prisa
y, esperaré la muerte con mi mejor sonrisa.
Y seguiré viviendo, de la misma manera,
que es vivir, cada instante, cómo una vida entera.
Mientras siguen andando, de un modo parecido,
los hombres con el tiempo y, el tiempo...hacia el olvido.
J. Angel Buesa
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Sunday, June 20, 2010
Francisco Bernárdez, Estar enamorado
Estar enamorado, amigos, es encontrar el nombre justo de la vida.
Es dar al fin con la palabra que para hacer frente a la muerte se precisa.
Es cobrar la llave oculta que abre la cárcel en que el alma está cautiva.
Es levantarse de la tierra con una fuerza que reclama desde arriba.
Es respirar el ancho viento que por encima de la carne se respira.
Es contemplar desde la cumbre de la persona la razón de las heridas.
Es advertir en unos ojos una mirada verdadera que nos mira.
Es escuchar en una boca la propia voz profundamente repetida.
Es sorprender en unas manos ese calor de la perfecta compañía.
Es sospechar que, para siempre, la soledad de nuestra sombra está vencida.
Estar enamorado, amigos, es descubrir dónde se juntan cuerpo y alma.
Es percibir en el desierto la cristalina voz de un río que nos llama.
Es ver el mar desde la torre donde ha quedado prisionera nuestra infancia.
Es apoyar los ojos tristes en un paisaje de cigüeñas y campanas.
Es ocupar un territorio donde conviven los perfumes y las armas.
Es dar la ley a cada rosa y al mismo tiempo recibirla de su espada.
Es confundir el sentimiento con una hoguera que del pecho se levanta.
Es gobernar la luz del fuego y al mismo tiempo ser esclavo de la llama.
Es entender la pensativa conversación del corazón y la distancia.
Es encontrar el derrotero que lleva al reino de la música sin tasa.
Estar enamorado, amigos, es adueñarse de las noches y los días.
Es olvidar entre los dedos emocionados la cabeza distraída.
Es recordar a Garcilaso cuando se siente la canción de una herrería.
Es ir leyendo lo que escriben en el espacio las primeras golondrinas.
Es ver la estrella de la tarde por la ventana de una casa campesina.
Es contemplar un tren que pasa por la montaña con las luces encendidas.
Es comprender perfectamente que no hay fronteras entre el sueño y la vigilia.
Es ignorar en qué consiste la diferencia entre la pena y la alegría.
Es escuchar a medianoche la vagabunda confesión de la llovizna.
Es divisar en las tinieblas del corazón una pequeña lucecita.
Estar enamorado, amigos, es padecer espacio y tiempo con dulzura.
Es despertarse una mañana con el secreto de las flores y las frutas.
Es libertarse de sí mismo y estar unido con las otras criaturas.
Es no saber si son ajenas o si son propias las lejanas amarguras.
Es remontar hasta la fuente las aguas turbias del torrente de la angustia.
Es compartir la luz del mundo y al mismo tiempo compartir su noche obscura.
Es asombrarse y alegrarse de que la luna todavía sea luna.
Es comprobar en cuerpo y alma que la tarea de ser hombre es menos dura.
Es empezar a decir siempre y en adelante no volver a decir nunca.
Y es además, amigos míos, estar seguro de tener las manos puras.
Francisco Bernárdez
Es dar al fin con la palabra que para hacer frente a la muerte se precisa.
Es cobrar la llave oculta que abre la cárcel en que el alma está cautiva.
Es levantarse de la tierra con una fuerza que reclama desde arriba.
Es respirar el ancho viento que por encima de la carne se respira.
Es contemplar desde la cumbre de la persona la razón de las heridas.
Es advertir en unos ojos una mirada verdadera que nos mira.
Es escuchar en una boca la propia voz profundamente repetida.
Es sorprender en unas manos ese calor de la perfecta compañía.
Es sospechar que, para siempre, la soledad de nuestra sombra está vencida.
Estar enamorado, amigos, es descubrir dónde se juntan cuerpo y alma.
Es percibir en el desierto la cristalina voz de un río que nos llama.
Es ver el mar desde la torre donde ha quedado prisionera nuestra infancia.
Es apoyar los ojos tristes en un paisaje de cigüeñas y campanas.
Es ocupar un territorio donde conviven los perfumes y las armas.
Es dar la ley a cada rosa y al mismo tiempo recibirla de su espada.
Es confundir el sentimiento con una hoguera que del pecho se levanta.
Es gobernar la luz del fuego y al mismo tiempo ser esclavo de la llama.
Es entender la pensativa conversación del corazón y la distancia.
Es encontrar el derrotero que lleva al reino de la música sin tasa.
Estar enamorado, amigos, es adueñarse de las noches y los días.
Es olvidar entre los dedos emocionados la cabeza distraída.
Es recordar a Garcilaso cuando se siente la canción de una herrería.
Es ir leyendo lo que escriben en el espacio las primeras golondrinas.
Es ver la estrella de la tarde por la ventana de una casa campesina.
Es contemplar un tren que pasa por la montaña con las luces encendidas.
Es comprender perfectamente que no hay fronteras entre el sueño y la vigilia.
Es ignorar en qué consiste la diferencia entre la pena y la alegría.
Es escuchar a medianoche la vagabunda confesión de la llovizna.
Es divisar en las tinieblas del corazón una pequeña lucecita.
Estar enamorado, amigos, es padecer espacio y tiempo con dulzura.
Es despertarse una mañana con el secreto de las flores y las frutas.
Es libertarse de sí mismo y estar unido con las otras criaturas.
Es no saber si son ajenas o si son propias las lejanas amarguras.
Es remontar hasta la fuente las aguas turbias del torrente de la angustia.
Es compartir la luz del mundo y al mismo tiempo compartir su noche obscura.
Es asombrarse y alegrarse de que la luna todavía sea luna.
Es comprobar en cuerpo y alma que la tarea de ser hombre es menos dura.
Es empezar a decir siempre y en adelante no volver a decir nunca.
Y es además, amigos míos, estar seguro de tener las manos puras.
Francisco Bernárdez
Saturday, June 19, 2010
José Angel Buesa , Asi, verte de lejos...
Así, verte de lejos, definitivamente.
Tú vas con otro hombre, y yo con otra mujer.
Y así como el agua que brota de una fuente
Aquellos bellos días ya no pueden volver.
Así, verte de lejos y pasar sonriente,
Como quien ya no siente lo que sentía ayer,
Y lograr que mi rostro se quede indiferente
Y que el gesto de hastío parezca de placer.
Así, verte de lejos, y no decirte nada
Ni con una sonrisa, ni con una mirada,
Y que nunca sospeches cuánto te quiero así.
Porque aunque nadie sabe lo que a nadie le digo,
La noche entera es corta para soñar contigo
Y todo el día es poco para pensar en ti.
José Angel Buesa
Tú vas con otro hombre, y yo con otra mujer.
Y así como el agua que brota de una fuente
Aquellos bellos días ya no pueden volver.
Así, verte de lejos y pasar sonriente,
Como quien ya no siente lo que sentía ayer,
Y lograr que mi rostro se quede indiferente
Y que el gesto de hastío parezca de placer.
Así, verte de lejos, y no decirte nada
Ni con una sonrisa, ni con una mirada,
Y que nunca sospeches cuánto te quiero así.
Porque aunque nadie sabe lo que a nadie le digo,
La noche entera es corta para soñar contigo
Y todo el día es poco para pensar en ti.
José Angel Buesa
José Ángel Buesa, 2,
El éxito y circulación de sus libros, costeados por él mismo, se mantuvo incluso hasta los dos primeros años de la Revolución cubana. Desde la instauración del poder revolucionario (1959) hasta su salida como exiliado, publicó en Cuba cuatro poemarios durante ese período: Poemas Prohibidos y Versos de amor (1959), el Libro secreto y Los mejores poemas (1960).
En su trayectoria cultural, Buesa estudió a los clásicos a una edad muy temprana. Posteriormente traduce a los latinos, ahonda en los poetas franceses e italianos, ingleses y portugueses, alemanes y en la poesía de Oriente. A él se deben traducciones de poetas tan diversos como Verlaine y Valéry, D'annunzio y Stechetti, Oscar Wilde y Rilke, Olavo Hilac y Reine, Roracio y Whitman; además de Los Trofeos de José María Reredia y Poemas Perversos de Adrien Roland.
Frecuentaba asiduamente los cafés habaneros, donde compartía con otros poetas y escritores cubanos de la época. Con un temperamento sincero y vibrante, hacía que cada uno de sus poemas fueran vividos por él intensamente.
Ya en su exilio dominicano, continúo publicando nuevos poemarios y reeditando sus primeros éxitos, además de dedicarse a la enseñanza universitaria como profesor de Literatura.
Quizás por esa dedicación frenética y vital de seguir autopublicándose su obra poética hasta su muerte, además del valor lírico de sus versos, su nombre de Poeta ha trascendido todas las fronteras, todos los ismos, y hoy es considerado como el gran poeta romántico de las letras hispánicas.
José Ángel Huesa es, en definitiva, un poeta sencillo y profundo, dueño de una cantera de emociones cuyo verso ha hecho vibrar a muchas generaciones.
Canción Del Amor Prohibido
José Angel Buesa
Solo tu y yo sabemos lo que ignora la gente
al cambiar un saludo ceremonioso y frio,
porque nadie sospecha que es falso tu desvio,
ni cuanto amor esconde mi gesto indiferente.
Solo tu y yo sabemos porque mi boca miente,
relatando la historia de un fugaz amorio;
y tu apenas me escuchas y yo no te sonrio...
y aun nos arde en los labios algun beso reciente.
Solo tu y yo sabemos que existe una simiente
germinando en la sombra de este surco vacio,
porque su flor profunda no se ve, ni se siente.
Y asi dos orillas tu corazon y el mio,
pues, aunque las separa la corriente de un rio,
por debajo del río se unen secretamente.
http://www.southernjourneys.co.za/
Friday, June 18, 2010
Rubén Dario, QUE EL AMOR NO ADMITE CUERDAS REFLEXIONES
Señora, Amor es violento,
y cuando nos transfigura nos enciende el pensamiento la locura.
No pidas paz a mis brazos que a los tuyos tienen presos:
son de guerra mis abrazos y son de incendio mis besos;
y sería vano intento el tornar mi mente obscura
si me enciende el pensamiento la locura.
Clara está la mente mía de llamas de amor,
señora, como la tienda del día o el palacio de la aurora.
Y el perfume de tu ungüento te persigue mi ventura,
y me enciende el pensamiento la locura.
Mi gozo tu paladar rico panal conceptúa,
como en el santo Cantar: Mel et lac sub lingua tua.
La delicia de tu aliento en tan fino vaso apura,
y me enciende el pensamiento la locura.
Rubén Dario
y cuando nos transfigura nos enciende el pensamiento la locura.
No pidas paz a mis brazos que a los tuyos tienen presos:
son de guerra mis abrazos y son de incendio mis besos;
y sería vano intento el tornar mi mente obscura
si me enciende el pensamiento la locura.
Clara está la mente mía de llamas de amor,
señora, como la tienda del día o el palacio de la aurora.
Y el perfume de tu ungüento te persigue mi ventura,
y me enciende el pensamiento la locura.
Mi gozo tu paladar rico panal conceptúa,
como en el santo Cantar: Mel et lac sub lingua tua.
La delicia de tu aliento en tan fino vaso apura,
y me enciende el pensamiento la locura.
Rubén Dario
Thursday, June 17, 2010
José Angel Buesa, Señora:Según dicen ya tiene usted otro amante....
Señora:Según dicen ya tiene usted otro amante.
Lástima que la prisa nunca sea elegante.
Yo sé que no es frecuente que una mujer hermosa,
se resigne a ser viuda, sin haber sido esposa.
Y me parece injusto discutirle el derecho
de compartir sus penas sus goces y su lecho
pero el amor señora cuando llega el olvido
también tiene el derecho de un final distinguido.
Perdón... Si es que la hiere mi reproche... Perdón
aunque sé que la herida no es en el corazón
Y para perdonarme... Piense si hay más despecho
que en lo que yo le digo, que en lo que usted ha hecho.
Pues sepa que una dama con la espalda desnuda
sin luto en una fiesta, puede ser una viuda.
Pero no como tantas de un difunto señor
sino para ella sola, viuda de un gran amor.
Y nuestro amor recuerdo, fue un amor diferente
al menos al principio, ya no, naturalmente.
Usted será el crepúsculo a la orilla del mar,
que según quien lo mire será hermoso o vulgar.
Usted será la flor que según quien la corta,
es algo que no muere o algo que no importa.
O acaso cierta noche de amor y de locura
yo vivía un ensueño y... y usted una aventura.
Si... usted juró cien veces ser para siempre mía
yo besaba sus labios pero no lo creía.
Usted sabe y perdóneme que en ese juramentoi
nfluye demasiado la dirección del viento.
Por eso no me extraña que ya tenga otro amante
a quien quizás le jure lo mismo en este instante.
Y como usted señora ya aprendió a ser infiel
a mí así de repente me da pena por él.
Sí es cierto... alguna noche su puerta estuvo abierta
y yo en otra ventana me olvidé de su puerta
O una tarde de lluvia se iluminó mi vida
mirándome en los ojos de una desconocida.
Y también es posible que mi amor indolente
desdeñara su vaso bebiendo en la corriente.
Sin embargo señora... Yo con sed o sin sed
nunca pensaba en otra... si la besaba a usted.
Perdóneme de nuevo si le digo estas cosas
pero ni los rosales dan solamente rosas.
Y no digo estas cosas por usted ni por mí
sino por... por los amores que terminan así.
Pero vea señora... que diferencia había
entre usted que lloraba... y yo que sonreía.
Pues nuestro amor concluye con finales diversos
usted besando a otro...
Yo escribiendo estos versos.
José Angel Buesa
Lástima que la prisa nunca sea elegante.
Yo sé que no es frecuente que una mujer hermosa,
se resigne a ser viuda, sin haber sido esposa.
Y me parece injusto discutirle el derecho
de compartir sus penas sus goces y su lecho
pero el amor señora cuando llega el olvido
también tiene el derecho de un final distinguido.
Perdón... Si es que la hiere mi reproche... Perdón
aunque sé que la herida no es en el corazón
Y para perdonarme... Piense si hay más despecho
que en lo que yo le digo, que en lo que usted ha hecho.
Pues sepa que una dama con la espalda desnuda
sin luto en una fiesta, puede ser una viuda.
Pero no como tantas de un difunto señor
sino para ella sola, viuda de un gran amor.
Y nuestro amor recuerdo, fue un amor diferente
al menos al principio, ya no, naturalmente.
Usted será el crepúsculo a la orilla del mar,
que según quien lo mire será hermoso o vulgar.
Usted será la flor que según quien la corta,
es algo que no muere o algo que no importa.
O acaso cierta noche de amor y de locura
yo vivía un ensueño y... y usted una aventura.
Si... usted juró cien veces ser para siempre mía
yo besaba sus labios pero no lo creía.
Usted sabe y perdóneme que en ese juramentoi
nfluye demasiado la dirección del viento.
Por eso no me extraña que ya tenga otro amante
a quien quizás le jure lo mismo en este instante.
Y como usted señora ya aprendió a ser infiel
a mí así de repente me da pena por él.
Sí es cierto... alguna noche su puerta estuvo abierta
y yo en otra ventana me olvidé de su puerta
O una tarde de lluvia se iluminó mi vida
mirándome en los ojos de una desconocida.
Y también es posible que mi amor indolente
desdeñara su vaso bebiendo en la corriente.
Sin embargo señora... Yo con sed o sin sed
nunca pensaba en otra... si la besaba a usted.
Perdóneme de nuevo si le digo estas cosas
pero ni los rosales dan solamente rosas.
Y no digo estas cosas por usted ni por mí
sino por... por los amores que terminan así.
Pero vea señora... que diferencia había
entre usted que lloraba... y yo que sonreía.
Pues nuestro amor concluye con finales diversos
usted besando a otro...
Yo escribiendo estos versos.
José Angel Buesa
José Ángel Buesa, 1, 1910-1982
José Ángel Buesa, 1, 1910-1982
Quien ya escribia versos a los 7 anos debio ser una criatura sensible y dominada por la armonia, la pasion, y el amor, asi a los 22 anos publica su primer libro, en 1932, "La fuga de las horas", al siguiennte ano publica "Misas Paganas".
Su siguiente libro, “Babel”, ve la luz 3 anos mas tarde al que se le reconoce como la clave de todos los caminos siguientes de la poesía de José Ángel Buesa.
Nace el 2 de septiembre de 1910, en Cienfuegos, Cuba, llegó a ser popularmente muy reconocido, aunque algunos le asignaron a veces el mote de populista, con alguna conciencia de que no escribía obras de altos quilates estéticos o para minorías muy refinadas y cultas, aunque quizás tenía aptitudes para ello, por su fácil captación del ritmo versal y su capacidad para convertir en imagen literaria las aseveraciones más planas y casi coloquiales de lo cotidiano, así como por su virtuosismo con el endecasílabo y hasta por algún tono aristocrático que por momentos quiere sobresalir en varios poemas.
Se le considera un fenomeno de aceptacion social por lo ampliamente leida que ha sido su obra,
Buesa piensa que la poesía verdadera ha de partir de la fidelidad del poeta consigo mismo, trabajar en la emoción, amando las palabras más simples, las que brotan del diálogo de cada día, en lugar de escribir en gruesos diccionarios vocablos raros y difíciles.
Su libro "Oasis" 1943 se reedito en más de 26 ocasiones, así como "Nuevo Oasis", sus libros se agotaban tan pronto salían, se dice que de un poema suyo fueron los primeros versos que se oyeron en la televisión cubana en los años 61, abandono Cuba rumbo a España, Islas Canarias y Santo Domingo donde muere en 1982.
A si describe su obra:
CON LA SIMPLE PALABRA
Con la simple palabra de hablar todos los días,
que es tan noble que nunca llegará a ser vulgar, voy diciendo esta cosas que casi no son mías,
así como las playas casi no son mar.
Con la simple palabra con que se cuenta un cuento,
que es la vejez eterna de la eterna niñez,
la ilusión, como un árbol que se deshoja al viento,
muere con la esperanza de nacer otra vez.
Con simple palabra te ofrezco lo que ofreces,
amor que apenas llegas cuando te has ido ya:
Quien perfuma una rosa se equivoca dos veces,
pues la rosa se seca y el perfume se va.
Con la simple palabra que arde en su propio fuego,
siento que en mí es orgullo lo que en otro es desdén:
Las estrellas no existen en las noches del ciego,
pero,
aunque él no lo sepa, lo iluminan también.
Y así, como un arroyo que se convierte en río,
y que en cada cascada se purifica más,
voy cantando este canto tan ajeno y tan mío,
con la simple palabra que no muere jamás!
Quien ya escribia versos a los 7 anos debio ser una criatura sensible y dominada por la armonia, la pasion, y el amor, asi a los 22 anos publica su primer libro, en 1932, "La fuga de las horas", al siguiennte ano publica "Misas Paganas".
Su siguiente libro, “Babel”, ve la luz 3 anos mas tarde al que se le reconoce como la clave de todos los caminos siguientes de la poesía de José Ángel Buesa.
Nace el 2 de septiembre de 1910, en Cienfuegos, Cuba, llegó a ser popularmente muy reconocido, aunque algunos le asignaron a veces el mote de populista, con alguna conciencia de que no escribía obras de altos quilates estéticos o para minorías muy refinadas y cultas, aunque quizás tenía aptitudes para ello, por su fácil captación del ritmo versal y su capacidad para convertir en imagen literaria las aseveraciones más planas y casi coloquiales de lo cotidiano, así como por su virtuosismo con el endecasílabo y hasta por algún tono aristocrático que por momentos quiere sobresalir en varios poemas.
Se le considera un fenomeno de aceptacion social por lo ampliamente leida que ha sido su obra,
Buesa piensa que la poesía verdadera ha de partir de la fidelidad del poeta consigo mismo, trabajar en la emoción, amando las palabras más simples, las que brotan del diálogo de cada día, en lugar de escribir en gruesos diccionarios vocablos raros y difíciles.
Su libro "Oasis" 1943 se reedito en más de 26 ocasiones, así como "Nuevo Oasis", sus libros se agotaban tan pronto salían, se dice que de un poema suyo fueron los primeros versos que se oyeron en la televisión cubana en los años 61, abandono Cuba rumbo a España, Islas Canarias y Santo Domingo donde muere en 1982.
A si describe su obra:
CON LA SIMPLE PALABRA
Con la simple palabra de hablar todos los días,
que es tan noble que nunca llegará a ser vulgar, voy diciendo esta cosas que casi no son mías,
así como las playas casi no son mar.
Con la simple palabra con que se cuenta un cuento,
que es la vejez eterna de la eterna niñez,
la ilusión, como un árbol que se deshoja al viento,
muere con la esperanza de nacer otra vez.
Con simple palabra te ofrezco lo que ofreces,
amor que apenas llegas cuando te has ido ya:
Quien perfuma una rosa se equivoca dos veces,
pues la rosa se seca y el perfume se va.
Con la simple palabra que arde en su propio fuego,
siento que en mí es orgullo lo que en otro es desdén:
Las estrellas no existen en las noches del ciego,
pero,
aunque él no lo sepa, lo iluminan también.
Y así, como un arroyo que se convierte en río,
y que en cada cascada se purifica más,
voy cantando este canto tan ajeno y tan mío,
con la simple palabra que no muere jamás!
Wednesday, June 16, 2010
JOSE ANGEL BUESA
Quizás te diga un día que dejé de quererte,
aunque siga queriéndote más allá de la muerte;
y acaso no comprendas, en esa despedida,
que, aunque el amor nos une, nos separa la vida.
Quizás te diga un día que se me fue el amor,
y cerraré los ojos para amarte mejor,
porque el amor nos ciega, pero, vivos o muertos,
nuestros ojos cerrados ven más que estando abiertos.
Quizás te diga un día que dejé de quererte,
aunque siga queriéndote más allá de la muerte;
y acaso no comprendas, en esa despedida,
que nos quedamos juntos para toda la vida.
JOSE ANGEL BUESA
aunque siga queriéndote más allá de la muerte;
y acaso no comprendas, en esa despedida,
que, aunque el amor nos une, nos separa la vida.
Quizás te diga un día que se me fue el amor,
y cerraré los ojos para amarte mejor,
porque el amor nos ciega, pero, vivos o muertos,
nuestros ojos cerrados ven más que estando abiertos.
Quizás te diga un día que dejé de quererte,
aunque siga queriéndote más allá de la muerte;
y acaso no comprendas, en esa despedida,
que nos quedamos juntos para toda la vida.
JOSE ANGEL BUESA
Wednesday, June 9, 2010
Juan Clemente Zenea
MORIR DE AMOR
Ven, pajarillo, a mis prados,
ven a posarte en sus calles
sobre un lirio de los valles,
sobre un ciprés temblador;
alégrame con tus trinos,
muestra al sol tus lindas galas,
y arrúllame con tus alas
que estoy muriendo de amor.
Sauce verde en cuyas hojas
la luna su rayo quiebra,
cuyas ramas te celebra
el viento murmurador;
tú que en horas de ventura
susurrando me dormiste,
concédele sombra al triste
que está muriendo de amor.
Te mandé un suspiro anoche,
mas puede haberse perdido,
y acaso estará escondido
en la copa de una flor;
o errante sobre una fuente
tal vez mi mensaje olvida,
y no te anuncia, ¡oh Mercida!,
que estoy muriendo de amor.
Tú que a vivir me enseñaste,
tú que mis penas consuelas,
querubín que alegre vuelas
en torno del trovador,
déjame aspirar la esencia
que de tus labios exhalas,
y cúbreme con tus alas
que estoy muriendo de amor.
Brisas de Cuba, 1855.
La Habana, 1849.
Ven, pajarillo, a mis prados,
ven a posarte en sus calles
sobre un lirio de los valles,
sobre un ciprés temblador;
alégrame con tus trinos,
muestra al sol tus lindas galas,
y arrúllame con tus alas
que estoy muriendo de amor.
Sauce verde en cuyas hojas
la luna su rayo quiebra,
cuyas ramas te celebra
el viento murmurador;
tú que en horas de ventura
susurrando me dormiste,
concédele sombra al triste
que está muriendo de amor.
Te mandé un suspiro anoche,
mas puede haberse perdido,
y acaso estará escondido
en la copa de una flor;
o errante sobre una fuente
tal vez mi mensaje olvida,
y no te anuncia, ¡oh Mercida!,
que estoy muriendo de amor.
Tú que a vivir me enseñaste,
tú que mis penas consuelas,
querubín que alegre vuelas
en torno del trovador,
déjame aspirar la esencia
que de tus labios exhalas,
y cúbreme con tus alas
que estoy muriendo de amor.
Brisas de Cuba, 1855.
La Habana, 1849.
Monday, June 7, 2010
Juan Clemente Zenea, 3
Juan Clemente Zenea, nació en Bayamo, Oriente, el 24 de febrero de 1832 y murió en La Habana, el 25 de agosto de1871. Era hijo de un teniente español y de una hermana del poeta cubano José Fornaris.
Cursó las primeras letras en una escuela privada de su ciudad natal. En 1845 pasó a La Habana, donde ingresó en el colegio El Salvador, de José de la Luz y Caballero, aunque la mayor parte de su formación la adquirió por sí mismo.
En 1846 publicó sus primeros poemas en La Prensa, periódico habanero del que llegó a ser redactor en 1849. Un folletín suyo aparecido en esta publicación durante una semana santa hubiera provocado que el Obispado lo excomulgara, de no mediar su padre, quien publicó una carta de detractación que le hizo firmar. De esta época datan sus relaciones amorosas con Adah Menken, poetisa y actriz llegada a La Habana con una compañía de Nueva Orleans, que le ayudó a perfeccionar sus conocimientos de inglés y francés.
Fidelia
¡Bien me acuerdo! ¡Hace diez años,
y era una tarde serena!
¡Yo era joven y entusiasta;
pura, hermosa y virgen ella!
Estábamos en un bosque,
sentados sobre una piedra,
mirando a orillas de un río
cómo temblaban las hierbas.
¡Yo no soy el que era entonces,
corazón en primavera,
llama que sube a los cielos,
alma sin culpas ni penas!
¡Tú tampoco eres la misma,
no eres ya la que tú eras;
los destinos han cambiado,
yo estoy triste y tú estás muerta!
La hablé al oído en secreto,
y ella inclinó la cabeza;
rompió a llorar como un niño,
y yo amé por vez primera.
Nos juramos fe constante,
dulce gozo y paz eterna,
y llevar al otro mundo
un amor y una creencia.
Tomamos ¡ay! por testigos
de esta entrevista suprema,
unas aguas que se agotan
y unas plantas que se secan;
nubes que pasan fugaces,
auras que rápidas vuelan,
la música de las hojas
y el perfume de las selvas....
...¡Yo no tuve ángel de guarda
para colmo de penas,
desde aquel mismo momento
está en eclipse mi estrella;
que en un estrado, una noche,
al grato son de la orquesta
yo no sé por qué motivo
se enlutaron mis ideas;
sentí un dolor misterioso,
torné los ojos a ella,
presentí lo veniero:
me vi triste y la vi muerta! ...
...¡Y tus ojos se han cerrado!
¡Y llegó tu noche eterna!,
¡y he venido a acompañarte,
y ya estás bajo la tierra!..
¡Bien me acuerdo! Hace diez años
de aquella santa promesa,
y hoy vengo a cumplir mis votos,
y a verte por vez postrera.
Ya he sabido lo pasado...
supe tu amor y tus penas,
y hay una voz que me dice
que en tu alma inmortal me llevas.
Mas... lo pasado fue gloria;
pero el presente, Fidelia,
el presente es un martirio,
¡yo estoy triste y tú estás muerta!
Cursó las primeras letras en una escuela privada de su ciudad natal. En 1845 pasó a La Habana, donde ingresó en el colegio El Salvador, de José de la Luz y Caballero, aunque la mayor parte de su formación la adquirió por sí mismo.
En 1846 publicó sus primeros poemas en La Prensa, periódico habanero del que llegó a ser redactor en 1849. Un folletín suyo aparecido en esta publicación durante una semana santa hubiera provocado que el Obispado lo excomulgara, de no mediar su padre, quien publicó una carta de detractación que le hizo firmar. De esta época datan sus relaciones amorosas con Adah Menken, poetisa y actriz llegada a La Habana con una compañía de Nueva Orleans, que le ayudó a perfeccionar sus conocimientos de inglés y francés.
Fidelia
¡Bien me acuerdo! ¡Hace diez años,
y era una tarde serena!
¡Yo era joven y entusiasta;
pura, hermosa y virgen ella!
Estábamos en un bosque,
sentados sobre una piedra,
mirando a orillas de un río
cómo temblaban las hierbas.
¡Yo no soy el que era entonces,
corazón en primavera,
llama que sube a los cielos,
alma sin culpas ni penas!
¡Tú tampoco eres la misma,
no eres ya la que tú eras;
los destinos han cambiado,
yo estoy triste y tú estás muerta!
La hablé al oído en secreto,
y ella inclinó la cabeza;
rompió a llorar como un niño,
y yo amé por vez primera.
Nos juramos fe constante,
dulce gozo y paz eterna,
y llevar al otro mundo
un amor y una creencia.
Tomamos ¡ay! por testigos
de esta entrevista suprema,
unas aguas que se agotan
y unas plantas que se secan;
nubes que pasan fugaces,
auras que rápidas vuelan,
la música de las hojas
y el perfume de las selvas....
...¡Yo no tuve ángel de guarda
para colmo de penas,
desde aquel mismo momento
está en eclipse mi estrella;
que en un estrado, una noche,
al grato son de la orquesta
yo no sé por qué motivo
se enlutaron mis ideas;
sentí un dolor misterioso,
torné los ojos a ella,
presentí lo veniero:
me vi triste y la vi muerta! ...
...¡Y tus ojos se han cerrado!
¡Y llegó tu noche eterna!,
¡y he venido a acompañarte,
y ya estás bajo la tierra!..
¡Bien me acuerdo! Hace diez años
de aquella santa promesa,
y hoy vengo a cumplir mis votos,
y a verte por vez postrera.
Ya he sabido lo pasado...
supe tu amor y tus penas,
y hay una voz que me dice
que en tu alma inmortal me llevas.
Mas... lo pasado fue gloria;
pero el presente, Fidelia,
el presente es un martirio,
¡yo estoy triste y tú estás muerta!
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Sunday, June 6, 2010
Saturday, June 5, 2010
Juan Clemente Zenea, 2
Siendo él muy joven, comienzan amoríos con la actriz. bailarina y poetisa norteamericana Adah Menken, que llegó a la Habana en un viaje artístico. Esta actriz le enseñó inglés y francés. Más tarde él mismo se fue a Nueva Orleáns, en donde continuó sus relaciones con la dicha actriz. A ella le dedicó uno de sus mejores poemas, forma de romance, titulado Fidelia. Muy pronto se afilió a dos organizaciones que querían la independencia de la Isla del imperio español y que buscaban una posible anexión a los Estados Unidos.
Estuvo en Nueva York varias veces. También en México. En ambos países escribió infatigablemente para un sinnúmero de periódicos y revistas. Su situación política y nacionalista, lo puso en situaciones delicadas. Tanto es así que, vuelto a La Habana, cuando en 1870 quiso regresar a Estados Unidos, fue interceptado por una columna española y puesto en la cárcel. Después de medio año de encarcelado en la fortaleza de La Cabaña, La Habana, fue fusilado.
Estuvo en Nueva York varias veces. También en México. En ambos países escribió infatigablemente para un sinnúmero de periódicos y revistas. Su situación política y nacionalista, lo puso en situaciones delicadas. Tanto es así que, vuelto a La Habana, cuando en 1870 quiso regresar a Estados Unidos, fue interceptado por una columna española y puesto en la cárcel. Después de medio año de encarcelado en la fortaleza de La Cabaña, La Habana, fue fusilado.
RETORNO
Yo andaba suspirando, lloroso y vagabundo
en pos de una esperanza difícil de alcanzar,
soñando con un cielo, viviendo en otro mundo,
cual viven en los aires los pájaros del mar.
Pensé cuánto era bello querer y ser querido,
y al lado de una hermosa cantar y sonreír,
en gratas confidencias hablarnos al oído,
un beso y otro beso temblando repetir.
Soñé tener un seno que en horas de fatiga
templase de mis sienes el incesante ardor,
tener entre mis manos la mano de una amiga,
ser dueño del perfume que brota de una flor.
Ansié pulsar el arpa, y en emoción secreta
decir en suaves notas las penas que sufrí,
cantar como cantaba sus salmos el poeta
al pie de un sícomoro del árido Engadí.
Al fin hallé en tus ojos la luz que ambicionaba,
relámpagos de vida, centellas de placer,
la miel que en unos labios un ángel me guardaba
la encarnación de un sueño, la voz de una mujer.
Tú fuiste, en tal momento, mi pálida y modesta
estrella que asomaba detrás de un nubarrón;
de un lago de aguas limpias, en la ribera opuesta,
en medio de los bosques, campestre habitación.
Y debate la dicha de haberte hallado el día
en que la tierra patria torné contento a hollar,
cuando a la vez juzgaba que nadie me quería
y traje enferma el alma de allende de la mar.
Transcurren desde entonces mis horas tan serenas
que a mi versátil suerte le pido por favor
conserve el santo fuego que corre entre mis venas,
que aliente y eternice tu bendecido amor!
Yo andaba suspirando, lloroso y vagabundo
en pos de una esperanza difícil de alcanzar,
soñando con un cielo, viviendo en otro mundo,
cual viven en los aires los pájaros del mar.
Pensé cuánto era bello querer y ser querido,
y al lado de una hermosa cantar y sonreír,
en gratas confidencias hablarnos al oído,
un beso y otro beso temblando repetir.
Soñé tener un seno que en horas de fatiga
templase de mis sienes el incesante ardor,
tener entre mis manos la mano de una amiga,
ser dueño del perfume que brota de una flor.
Ansié pulsar el arpa, y en emoción secreta
decir en suaves notas las penas que sufrí,
cantar como cantaba sus salmos el poeta
al pie de un sícomoro del árido Engadí.
Al fin hallé en tus ojos la luz que ambicionaba,
relámpagos de vida, centellas de placer,
la miel que en unos labios un ángel me guardaba
la encarnación de un sueño, la voz de una mujer.
Tú fuiste, en tal momento, mi pálida y modesta
estrella que asomaba detrás de un nubarrón;
de un lago de aguas limpias, en la ribera opuesta,
en medio de los bosques, campestre habitación.
Y debate la dicha de haberte hallado el día
en que la tierra patria torné contento a hollar,
cuando a la vez juzgaba que nadie me quería
y traje enferma el alma de allende de la mar.
Transcurren desde entonces mis horas tan serenas
que a mi versátil suerte le pido por favor
conserve el santo fuego que corre entre mis venas,
que aliente y eternice tu bendecido amor!
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Friday, June 4, 2010
Juan Clemente Zenea (1832 – 1871), 1
Un amigo me sugirio este poeta asi que ahi va,Juan Clemente Zenea, cubano, natural de Bayamo, huérfano de madre desde muy pequeño. Su padre se vio forzado a regresar a España cuando aun el futuro poeta era muy joven. A los trece años , Zenea se traslada a La Habana. Su talento literario pronto le abre caminos en el periodismoes perseguido por razones políticas, y en varias ocasiones sufre destierro en Estados Unidos. Sirviendo de mediador pacífico entre el gobierno y los patriotas, es injustamente fusilado por el gobierno español.
AUSENCIA
Desde el instante que nubló la ausencia
el luminoso sol de tu hermosura,
está mi triste corazón enfermo,
rota mi lira y mi garganta muda.
¡Ay! ¡Cuántas horas al presente corren
en el imperio de la noche adusta,
sin que alumbre tu mano entre la mía
el rayo amarillento de la Luna!
¡Cuántas veces, Fidelia encantadora,
trémula y vacilante y sin ventura,
hablabas a mi lado enternecida
de un beso, de un suspiro y de una tumba!
Grato el recuerdo de tu amor constante
por mi memoria solitaria cruza,
como en las tardes por desiertas playas
la gaviota cansada y vagabunda.
¡Pobre de ti que en el dolor naciste
bajo el cielo poético de Cuba,
tímida como el ave de los bosques,
bella como la flor de las lagunas!
Jamás infiel a tu promesa un día,
mis sueños de tristeza y de ventura
cambiar pudiste mentirosa y falsa
por negro afán y puzadora duda.
Siempre tú fuiste igual, siempre constante;
pródiga en tu cariño y tu ternura,
cuidaste no turbar la paz de un alma
a quien la ofensa más ligera turba.
Lamentaciones de dolor me inspira
hender la mar de mi existencia oscura
sin que me esperes en la orilla opuesta
y a otro mundo más bello me conduzcas.
Dos aves detenidas en un ramo,
cantando glorias y caricias mutuas,
al áspero silbido de las balas
nos fue preciso comenzar la fuga.
¡Mas yo te adoro; el corazón ardiente
tu imagen guarda en su interior oculta,
y está mi pecho con tu ausencia opreso,
rota mi lira y mi garganta muda!
AUSENCIA
Desde el instante que nubló la ausencia
el luminoso sol de tu hermosura,
está mi triste corazón enfermo,
rota mi lira y mi garganta muda.
¡Ay! ¡Cuántas horas al presente corren
en el imperio de la noche adusta,
sin que alumbre tu mano entre la mía
el rayo amarillento de la Luna!
¡Cuántas veces, Fidelia encantadora,
trémula y vacilante y sin ventura,
hablabas a mi lado enternecida
de un beso, de un suspiro y de una tumba!
Grato el recuerdo de tu amor constante
por mi memoria solitaria cruza,
como en las tardes por desiertas playas
la gaviota cansada y vagabunda.
¡Pobre de ti que en el dolor naciste
bajo el cielo poético de Cuba,
tímida como el ave de los bosques,
bella como la flor de las lagunas!
Jamás infiel a tu promesa un día,
mis sueños de tristeza y de ventura
cambiar pudiste mentirosa y falsa
por negro afán y puzadora duda.
Siempre tú fuiste igual, siempre constante;
pródiga en tu cariño y tu ternura,
cuidaste no turbar la paz de un alma
a quien la ofensa más ligera turba.
Lamentaciones de dolor me inspira
hender la mar de mi existencia oscura
sin que me esperes en la orilla opuesta
y a otro mundo más bello me conduzcas.
Dos aves detenidas en un ramo,
cantando glorias y caricias mutuas,
al áspero silbido de las balas
nos fue preciso comenzar la fuga.
¡Mas yo te adoro; el corazón ardiente
tu imagen guarda en su interior oculta,
y está mi pecho con tu ausencia opreso,
rota mi lira y mi garganta muda!
Thursday, June 3, 2010
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