Monday, June 7, 2010

Juan Clemente Zenea, 3

Juan Clemente Zenea, nació en Bayamo, Oriente, el 24 de febrero de 1832 y murió en La Habana, el 25 de agosto de1871. Era hijo de un teniente español y de una hermana del poeta cubano José Fornaris.
Cursó las primeras letras en una escuela privada de su ciudad natal. En 1845 pasó a La Habana, donde ingresó en el colegio El Salvador, de José de la Luz y Caballero, aunque la mayor parte de su formación la adquirió por sí mismo.
En 1846 publicó sus primeros poemas en La Prensa, periódico habanero del que llegó a ser redactor en 1849. Un folletín suyo aparecido en esta publicación durante una semana santa hubiera provocado que el Obispado lo excomulgara, de no mediar su padre, quien publicó una carta de detractación que le hizo firmar. De esta época datan sus relaciones amorosas con Adah Menken, poetisa y actriz llegada a La Habana con una compañía de Nueva Orleans, que le ayudó a perfeccionar sus conocimientos de inglés y francés.

Fidelia

¡Bien me acuerdo! ¡Hace diez años,
y era una tarde serena!
¡Yo era joven y entusiasta;
pura, hermosa y virgen ella!
Estábamos en un bosque,
sentados sobre una piedra,
mirando a orillas de un río
cómo temblaban las hierbas.

¡Yo no soy el que era entonces,
corazón en primavera,
llama que sube a los cielos,
alma sin culpas ni penas!
¡Tú tampoco eres la misma,
no eres ya la que tú eras;
los destinos han cambiado,
yo estoy triste y tú estás muerta!

La hablé al oído en secreto,
y ella inclinó la cabeza;
rompió a llorar como un niño,
y yo amé por vez primera.
Nos juramos fe constante,
dulce gozo y paz eterna,
y llevar al otro mundo
un amor y una creencia.
Tomamos ¡ay! por testigos
de esta entrevista suprema,
unas aguas que se agotan
y unas plantas que se secan;
nubes que pasan fugaces,
auras que rápidas vuelan,
la música de las hojas
y el perfume de las selvas....

...¡Yo no tuve ángel de guarda
para colmo de penas,
desde aquel mismo momento
está en eclipse mi estrella;
que en un estrado, una noche,
al grato son de la orquesta
yo no sé por qué motivo
se enlutaron mis ideas;
sentí un dolor misterioso,
torné los ojos a ella,
presentí lo veniero:
me vi triste y la vi muerta! ...

...¡Y tus ojos se han cerrado!
¡Y llegó tu noche eterna!,
¡y he venido a acompañarte,
y ya estás bajo la tierra!..

¡Bien me acuerdo! Hace diez años
de aquella santa promesa,
y hoy vengo a cumplir mis votos,
y a verte por vez postrera.
Ya he sabido lo pasado...
supe tu amor y tus penas,
y hay una voz que me dice
que en tu alma inmortal me llevas.

Mas... lo pasado fue gloria;
pero el presente, Fidelia,
el presente es un martirio,
¡yo estoy triste y tú estás muerta!


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